Lejos de las cúpulas de sus grupos parlamentarios, salvo el caso de Fernando Manzanilla Prieto, quien es coordinador de la bancada del Partido Encuentro Social (PES), sin presidencias de comisiones, también con una sola excepción, y con escasa participación en tribuna y en las decisiones que se toman en el Palacio Legislativo de San Lázaro, los 23 diputados federales poblanos —15 de mayoría y 8 plurinominales—, pareciera que están pasando de noche, casi invisibles, los albores de la actual LXIV Legislatura en la Cámara Baja.

No hay hasta ahora en la mayoría de los representantes de Puebla incidencia visible en el trabajo parlamentario, aunque recién ha pasado un mes del inicio de su ejercicio.

El tema, sin embargo, no sería tan criticable, si no hubieran los poblanos, principalmente quienes sí compitieron por su curul por la vía de mayoría relativa, ofrecido en campaña que “desde el primer día de la legislatura” trabajarían por “Puebla y los poblanos”.

Han pasado 38 días y todavía hay muchos de la bancada regional, de distintos partidos, que pareciera que siguen desencanchados.

La distribución de comisiones que se realizó hace un par de semanas, nos deja ver que el peso específico de los poblanos en San Lázaro no es tan sustancial como se desearía.

Apenas una legisladora poblana, Julieta Kristal Vences Valencia, integrante del Grupo Parlamentario del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), consiguió la presidencia de la Comisión de Asuntos Migratorios.

En el resto del total de 46 órganos dictaminadores que hay en la Cámara de Diputados, y que disminuyó en más de 10 en relación con la anterior legislatura, los poblanos cuando bien les fue tienen el cargo de secretarios o secretarias.

Lo sobresaliente del caso también es que Vences, quien representa al Distrito 8 Federal, con cabecera en Ciudad Serdán, no tiene experiencia política ni administrativa previa, aunque es una morenista pura, pues nunca militó con antelación en otro partido.

La Comisión de Asuntos Migratorios, que preside ya la poblana, es la “responsable de impulsar el desarrollo económico y social que impacte positivamente al fenómeno migratorio, así como asegurar que las personas provenientes de otros países que utilizan nuestro territorio como tránsito encuentren en México un ambiente hospitalario, solidario, con alta seguridad humana, mientras alcanzan su propósito”, de acuerdo con el sitio web del Canal del Congreso.

La autoexclusión o exclusión de los poblanos de los temas importantes, incluso los que tienen que ver con el estado, quedó retratado, por ejemplo, en un reciente punto de acuerdo que solicitó la investigación a los consejeros del Instituto Estatal Electoral (IEE), ante la sospecha de que fueron partícipes o cómplices de irregularidades, que configuraron el presunto fraude en la elección a gobernador.

Ese planteamiento lo presentó la diputada Laura Martínez González, quien es representante de la Ciudad de México, no de Puebla.

Algunos poblanos han tenido participación, como el morenista Miguel Acundo González, quien urgió desde San Lázaro al gobierno del estado a sanear el entorno del tiradero a cielo abierto de la barranca El Zoquital, del municipio de Xicotepec de Juárez.

O la locutora y diputada del PES, Nayeli Salvatori Bojalil, quien recién en la sesión del jueves pasado llamó a las autoridades estatales a diseñar programas de prevención “orientadas a la disminución de la violencia familiar” y la inseguridad en general.

Hay otros, pero en suma son pocos y sus participaciones aún carecen de consistencia, frecuencia y sustancia.

Hay, por supuesto, una curva de aprendizaje, pero que no se les olvide a los representantes poblanos que solamente son 3 años y que en campaña ofrecieron conseguir una verdadera transformación, desde su ámbito de influencia y obligación, para Puebla.