Después de analizar durante semanas su comportamiento, por fin descubrí cuál es el síndrome que ataca a José Juan Espinosa.

Este extraño mal, podemos bautizarlo como síndrome de desconexión neurolingual; o síndrome JJ.

Aquí los síntomas de este padecimiento cuya hoja clínica tiene en el hoy diputado al paciente con los padecimientos más severos. Veamos.

Es un problema de falta de coordinación entre dos órganos, que particularmente en la política suele ser muy peligrosa.

Este grave mal se deriva de la falta de coordinación entre la lengua y el cerebro.

La inteligencia emocional depende de que primero actúen las neuronas y después los músculos linguales.

Lamentablemente, en el caso del hoy diputado, la velocidad de su lengua es muy superior a la de su conexión neuronal.

No se trata de un caso de falta de inteligencia, por el contrario, es evidente que al JJ le gira la piedra de manera importante, pero no lo suficiente para vencer la velocidad de sus palabras.

En términos coloquiales podríamos decir que el problema es que cuando el agua le llega al tinaco, ya descargó el excusado.

Por lo tanto, cada uno de sus errores se deben a esos exabruptos verbales que cuando su mente le avisa, las barbaridades ya están hasta publicadas.

Y para no variar, esta vez, el diputado volvió a ser presa de su propio acelere cuando en su afán de criticar al gobierno estatal, defendió a un narcomenudista, exigiendo seguridad para esta nueva víctima de la delincuencia.

Antes de hablar, no se detuvo a investigar el origen de la ejecución de este sujeto de origen colombiano, cuyo asesinato fue un ajuste de cuentas entre grupos dedicados a la venta de estupefacientes y cuya investigación le corresponde a las autoridades federales por la naturaleza de esos delitos.

Sin darse cuenta, JJ terminó protegiendo desde el Congreso a un narcomenudista que operaba en los alrededores de diferentes universidades de la zona de Angelópolis y la vía Atlixcáyotl, surtiendo drogas a estudiantes a través de supuestos carritos de comida.

Tristemente, el síndrome JJ parece no tener cura y suele agravarse al contacto con el poder. Esperemos no sea contagioso.

Inicia la cuenta regresiva

Después del día de la elección, todo lo sucedido hasta hoy era más que previsible.

Descalificaciones mutuas, unos declarándose vencedores y los otros robados.

Marchas, plantones, guerras mediáticas y un sin fin de rumores han sido el común denominador durante este letargo judicial.

Jurídicamente, durante estos 100 días, únicamente vimos caer las hojas del calendario para que el Tribunal Estatal Electoral emitiera el fallo confirmando el triunfo de Martha Erika Alonso.

Nada nuevo para nadie, conociendo la sumisión directa de dos de los tres magistrados hacia el grupo morenovallista.

Era una aduana forzosa que sirvió para agitar y calentar más las aguas, convertidas hoy en caldo de cultivo.

Con la resolución que hoy dará a conocer el tribunal local, iniciará la cuenta regresiva para la decisión final, que hoy está en manos de los siete magistrados federales que confirman la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral.

En sus manos están las llaves de Casa Puebla y ellos decidirán a quién le pertenecen.

Y de ellos dependerá si la sentencia se basa en lo jurídico o en lo político. Prácticamente de ese sesgo depende el futuro político de Puebla.

¿Con qué vara medirán los siete magistrados?

 Veremos y diremos.