“En el vino está la verdad…está es una verdad a medias, porque una buena botella encierra no sólo la verdad sino la belleza y la bondad”. José Fuentes Mares dix it.

Y esto es un claro ejemplo en los toreros que con el tiempo, bien maduran: Veinte largos años hubieron de transcurrir, veinte años hubo que esperar Diego Urdiales, el muy fino torero de Arnedo donde nació en 1975. Son dos décadas de lucha tenas, una defensa a ultranza y mucha lealtad a su concepto de clasicismo y pureza en el toreo. Llegó a Madrid con 5 corridas este año en su haber, para lograr su consagración definitiva y sin dejar duda alguna.

Hurón se llamó el toro salido de las dehesas de la casa ganadera de “Fuente Ymbro” cuyo nombre pasa a las páginas de oro de la historia de Las Ventas, fue el cuarto de la tarde; un toro alto, hondo,  serio, tenía poco cuello, cosa que no suele ser del agrado de quienes hacen los lotes en el sorteo, cara muy armónica. Lo que hizo de bueno vino con la muleta, por la enorme faena en que con bravura, nobleza se entregó en una repetición de limpias embestidas a la muleta de Urdiales,

Después de la estocada, el público, la afición puesta de pie brindó sonora ovación de homenaje a la bravura y la nobleza de un Toro – Toro al momento de su muerte.

                                       

Una verdadera multitud invadió el ruedo de la Plaza de Las Ventas del Espíritu Santo, para levantar en hombros a quien esa tarde del domingo pasado, signo su consagración en esa plaza. Esto es muy de señalarse, la gran cantidad de verdaderos y apasionados aficionados que se volcaron al ruedo – como arriba ya queda dicho - para llevarlo en hombros. Muy diferente escena a la que con frecuencia vemos y que realmente da pena ver y mueve a tristeza, cuando es un empleado, un trabajador de la plaza, o aún peor,  alguien que a eso se dedica, mediante el pago con un billete o a veces una botella de licor, es quien cargando, que no es lo mismo, saca al torero “triunfador" hasta la puerta y el patio de cuadrillas.

Hasta la furgoneta lo han llevado a hombros con verdadero y auténtico “olor a multitud”. Esto, además de merecida y vistosa manifestación, se convierte también en un peligro. La afición verdaderamente enloquecida abusa. En el caso de Urdiales, ya al final, al dejarlo en la puerta de la furgoneta, muchos abusadores han pretendido quitarle, arrebatarle parte del traje de luces. La chaquetilla o casaca, casi arrancada logró ser salvada; pero alguien se quedó como valioso souvenir con una de las hombreras de la casaca. Ahora sí que es este uno de los riesgos que conlleva el triunfo.

“Sentí que todo se detuvo” declaró Urdiales al diario “El Mundo, al día siguiente de su hazaña y esto nos lleva a escribir otra frase que suele ser de las “ya hechas” y de sobada utilización, pero que es de mucha verdad “El Tiempo se detuvo”… en Madrid, frase que se repitió en muchas crónicas, el Matador así lo sintió, tal cosa declaró y es un hecho que en él adquiere un muy especial valor en un torero que, como Urdiales, nunca jamás utiliza o porta reloj alguno. Por lo que el tiempo como el lo percibió; verdaderamente, se detuvo.