La selección nacional de

futbol, conocida como el

equipo de todos, aunque

sólo sea de unos cuantos.

No sé a ustedes, pero a mí me inquieta mucho que nos inquiete tanto lo que sucede con la selección nacional de futbol, también conocida como “el equipo de todos”, aunque a mí me parece que es sólo de unos cuantos. Figuraciones mías.

Bueno, pues en las últimas semanas, nuestro honorable contingente de futbolistas —¡y dale con el sentido de pertenencia!—, ha estado más agitado que de costumbre.

Y digo “más” porque si algo caracteriza a este equipo —incluyendo, como decía don Manuel Seyde, a los de pantalón largo—, es que siempre anda como pepita en comal: cuando no es jugando partidos moleros, está cambiando de entrenador, o haciéndonos pasar ridículos y angustias; sin embargo, en las últimas semanas, se les juntó el mandado.

Primero, que si Ricardo Ferretti debería o no ser el entrenador, que si ya lo habían convencido, que si nomás faltaba convencer a los meros meros de Tigres.

Yo no sé cuál es el afán de andar de rogones. El Tuca, que será lo exitoso que ustedes quieran, se ha encargado de renegar de tan importante puesto (?) como lo es el de director técnico de la selección, desde hace muchos años atrás. Y además, ¿no durante los últimos años le han criticado que es un monstruo, que acaba con la carrera de los jóvenes y que sólo puede con puro extranjero? ¿Y ahora resulta que es el ideal para liderar la renovación del balompié mexicano?, ¿pues quién los entiende?

Luego, que si no era El Tuca, entonces debía ser un técnico de gran experiencia internacional, con trayectoria de renombre en Europa, y de preferencia que ya hubiera dirigido un Mundial. Y entonces comienzan con los de siempre, como Marcelo Bielsa; o algunos nuevos, como Carlos Queiroz, Quique Setién o Louis van Gaal. Soñar no empobrece, es cierto, pero tampoco se vale engañar así.

Y bueno, pues como eso se ve muy complicado, pues comienza el discurso de “uno que ya conozca el medio nacional”, o “que sepa lo que es trabajar con equipos y jugadores mexicanos”, y si se puede, con buena relación con los medios de comunicación.

Y a las primeras de cambio, ensimismados en colocar a quien les pasa los chismes (digo, las exclusivas), los compadres del micrófono avientan nombres como Matías Almeyda, Antonio Mohamed o Miguel Herrera. El primero, ya se les saló y se fue a Estados Unidos; el segundo, anda en España; el tercero, haciendo el ridículo semana a semana, como siempre.

Y para acabarla de amolar, que si los líderes como Andrés Guardado, Héctor Moreno, Javier Hernández o Miguel Layún —¿cómo andará el nivel en nuestro futbol que Layún es uno de los líderes?—, condicionaron su presencia en el equipo, durante la última convocatoria.

Y al final, el “equipo de todos” termina siendo lo que quieren unos cuantos. Y nosotros tan inquietos.

Nos leemos la siguiente semana. Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.