El México bronco asomó la cabeza en el último tramo de las gestiones municipales en Huaquechula e Izúcar de Matamoros. El saldo de las últimas horas fue de un muchacho de 18 de años de edad de nombre Gonzalo Carlot Murillo, muerto por arma de fuego de un policía, quema de patrullas y heridos.

La falta de capacitación policial como ingrediente en el caldo de cultivo de una sociedad con crecientes males endémicos: inobservancia de la ley, alcoholismo, desorden y una autoridad municipal permanentemente rebasada.

Por ello es que cuatro municipios con sus respectivos nuevos presidentes municipales deberán ser vistos con atención a partir del lunes 15, fecha de arranque de las entrantes autoridades en el estado de Puebla.

Se trata de San Martín Texmelucan, Ciudad Serdán, Amozoc y Tehuacán, las demarcaciones más lastimadas por la presencia de grupos de delincuencia organizada.

No sólo porque se trata de alcaldías con autoridades recién llegadas luego del proceso electoral del 1 de julio, sino porque emanaron de una fuerza política emergente que llevó a Andrés Manuel López Obrador la Presidencia de la República.

El número y dimensión de actos delictivos orilló a que el gobierno del estado tomará control de la seguridad en Tehuacán, Texmelucan, Ciudad Serdán; en Amozoc fue el propio presidente quien solicitó la intervención estatal tras las ejecución de seis elementos municipales en agosto de este año.

Felipe de Jesús Patjane Martínez, en Tehuacán; Mario de la Rosa Romero, en Amozoc; Norma Layón Aarún en Texmelucan; y Carlos Augusto Tantle, en Ciudad Serdán deberán estar a la altura de la expectativa de sus gobernados luego del involucramiento de cuerpos policiacos con grupos criminales.

La semana previa el titular de la Secretaría General de Gobierno, Diódoro Carrasco Altamirano y de Seguridad Pública, Jesús Morales Rodríguez, ofrecieron devolver el control del aparato de la policía a las nuevas autoridades, con salvedades.

El reto no será fácil porque hará falta algo mucho más persuasivo que la narrativa de campaña de López Obrador cuando decía que la corrupción se termina con él sólo hecho de que el presidente no caiga en la tentación del dinero fácil.

Hay carretadas de dinero en juego con grupos claramente identificados con el robo de combustible, secuestro y narcomenudeo.

Un ejemplo de ello es la decisión de la edil de San Andrés Cholula Karina Pérez Popoca dispuesta a pasar por alto invasiones de predios propiedad privada por activistas de Morena, o la contratación de mandos policiacos con vasos comunicantes con Facundo Rosas y Alejandro Santizo, ex titulares de las áreas de seguridad en el estado y la capital señalados de pactar con grupos delictivos.

El axioma de campaña “por el bien de México, primero los pobres” será a partir de este lunes algo más que sólo una aspiración electoral para evitar que nuestro México bronco, por fin duerma el sueño eterno.