En medio de la tormenta política cuyo epicentro ha sido en los últimos días el Congreso del Estado, el diálogo en el que participaron el secretario de Seguridad Pública, Jesús Morales; el encargado despacho de la Fiscalía General, Gilberto Higuera Beltrán; integrantes de la Comisión de Seguridad y representantes de empresas privadas agraviadas, no deja de ser plausible.

Y aunque la Comisión de Seguridad legislativa está presidida por un radical del grupo legislativo mayoritario integrado por el Movimiento de Regeneración Nacional, Partido del Trabajo y Encuentro Social como Héctor Alonso Granados, la extensa mesa de trabajo se desarrolló con relativa cordialidad, lo que parece contradictorio en medio de una oleada de descalificaciones mutuas que lo mismo alcanza a legisladores, funcionarios y medios.

Cuestionó, pero también propuso profundizar en la creación de la figura de vecino vigilante para establecer mecanismos de participación social para evitar delitos del fuero común. También pidió conocer el número de escoltas que están asignados al cuidado de los exgobernadores, como es el caso de Rafael Moreno Valle.

Uno de los temas que mayor atención suscitó fue el del representante de la empresa Pepsico de México, Andrés Jiménez que lamentó el cierre de centros de distribución de la segunda productora de refrescos más importante en el país, en el llamado triángulo rojo ante la creciente peligrosidad para operar en el vasto territorio dominado por grupos de delincuencia.     

Lo mismo sucedió con los representantes de Grupo Bimbo o Modelo, que condenaron altos índices de violencia, lo que impide la operación logística para la distribución de sus respectivos productos en municipios en los que opera el crimen organizado, en una mesa en la que también participaron grupos de ciudadanos.

La reunión de la tarde de miércoles contrastó con el pleito de callejón que sostenían el presidente de la mesa directiva, José Juan Espinosa Torres y un legislador ñoño como Marcelo García, por las cuentas públicas, una reyerta que trasladaron del recinto legislativo a las redes sociales en un agrio e interminable debate.

“Los problemas de inseguridad no pueden esperar a que se definan los tiempos políticos, sentenció el presidente de la Comisión de Seguridad de la LX Legislatura del Congreso del Estado, Héctor Alonso Granados, quien sostuvo que los hechos de violencia obligan a los legisladores, sociedad y servidores públicos a diseñar estrategias y a no dar la espalda a los poblanos quienes esperan respuesta de sus autoridades”, dijo ya por la noche un comunicado oficial, lo que refleja una postura institucional y prudente que merece ser ponderada.

 El titular de Seguridad Pública Morales Rodríguez no dejó de reconocer el crecimiento de la inseguridad, secuela del robo de combustible en zonas claramente identificadas en el territorio estatal, como parte del mapa delictivo que obedece al fuero federal y que sin embargo obligó a trazar estrategias de combate conjuntas.

 El encargado del despacho de la Fiscalía General, Higuera Beltrán ofreció combatir actividades delictivas que lastiman y ofenden a la sociedad como los feminicidios, entre otras actividades ilícitas que han tocado las fibras más sensibles en los últimos años, desde que el proceso de desmantelamiento comenzó en el aparato de procuración de justicia con la llegada de Moreno Valle y su frívola fórmula para ejercer el poder.

 No se dejó pasar por alto la onerosa inversión para la construcción de los arcos de seguridad cuya ineficiencia ha sido documentada.

 No hace mucho las voces de trueno que salieron desde el Congreso del Estado demandaban al gobernador Tony Gali Fayad a remover a los funcionarios del gabinete de seguridad. En cambio la conducta de los legisladores de diversas fracciones parlamentarias en el ámbito legislativo mostraron por lo general sensatez y madurez política en la jornada de la víspera.

 No fue fácil mantener el clima en medio de una polarización social resultado de la ola criminal que azota a Puebla, atizada por la descalificación política. Jesús Morales y Gilberto Higuera también denotaron oficio, disposición y aplomo para sortear ese vendaval político. Y también hay que ponderarlo porque escenas como esas no vamos a ver muchas en las próximas semanas.