El foro que ayer se realizó para analizar la llamada #LeyBala mostró un poco de luz al final del túnel. Un ala de los diputados afines a Morena por fin entendió que para hacer o borrar leyes es necesario seguir los procesos legislativos, respetar las etapas y sobre todo escuchar voces de expertos y lograr consensos.

Le digo esto porque si bien es cierto que la gran mayoría de los poblanos estamos a favor de que se abrogue la llamada #LeyBala, la forma, que en política es fondo, fue inadecuada.

La urgencia mediática y la necesidad de arrebatar los reflectores ocasionó que, en este, como en otros casos, el Poder Ejecutivo les regresara la tarea y les exigiera a los diputados de Juntos Haremos Historia que hicieran bien las cosas, principalmente, respetando los principios y tiempos legales.

Aunque el hubiera no existe, pensemos por un momento qué habría pasado si los afanosos diputados lopezobradoristas en lugar del acelere legislativo que los llevó a estrellarse con la pared y un veto Ejecutivo, se dieran los espacios necesarios para escuchar a los expertos, organizar foros y obtener de ahí los puntos necesarios para hacer una ley que realmente regule la fuerza de las policías sin atropellar los derechos humanos de los poblanos. ¿Otra cosa sería no?

Sin duda habrían encontrado más consensos, la sociedad misma les habría apoyado en la urgente abrogación de la llamada #LeyBala y muy posiblemente, siguiendo en el tema de la especulación, hasta los diputados que hoy son de “oposición” se habrían sumado a la iniciativa.

Y no me pueden decir que los diputados que hoy son mayoría en el Congreso local que no tenían ni idea de que estuvieron aprobando reformas e iniciativas sobre las rodillas o que desconocían la importancia de seguir los procesos legislativos. La experimentada diputada del PRI, Rocío García Olmedo se los dijo en la misma sesión que se abordó la abrogación de la #LeyBala.

Ahí en el pleno, el 17 de septiembre, durante la primera Sesión Ordinaria de la LX Legislatura, la priista les aclaró que el Revolucionario Institucional estaba a favor de no tener una ley que les permitiera a los policías el uso desmedido de la fuerza pública como método de represión y que precisamente por ello, su bancada votaría a favor de la iniciativa aunque solicitaba que de ahí en adelante se respetaran los tiempos y las formas que mandata la ley para realizar los cambios legislativos.

La posición de la legisladora, quien exigía que se le diera seriedad al tema y no sólo se aprobara en fast track, generó una discusión con el presidente de la Mesa Directiva, José Juan Espinosa Torres, quien defendió la dispensa del trámite para que ese mismo miércoles se avalara la abrogación de la referida norma.

Yo mismo en mi columna del 3 de octubre, titulada Un ridículo cantado. Y cantado vale doble, le advertí al presidente del Congreso, José Juan Espinosa que el camino que estaban tomando era equivocado.

Aquí parte de lo que escribí, a propósito del yerro en el caso del Fiscal sustituto, pero aplica igual para este caso.

“Se lo anticipé al diputado José Juan Espinosa, pero su arrogancia, reflejada en esa actitud sobrada con la que camina por el Congreso, le impidió detenerse a hacer las cosas por el camino jurídicamente correcto.

Todo indica que a los nuevos diputados, nadie les ha explicado que la soberanía del poder que hoy representan, no significa que les hayan entregado las escrituras del estado de Puebla.

Ellos son un importante y valioso contrapeso para el Ejecutivo, siempre y cuando ajusten su actuación a la normativa jurídica.

Suena irónico que sean los encargados de crear las leyes, los que ahora estén empeñados en pasárselas por el arco del triunfo. Pero más que ironía, es una aberrante posición, que les propiciará muchos encontronazos contra la pared si continúan marginando los ordenamientos legales, por no saber controlar sus constantes aceleres.

Y por no escuchar, ahora tendrán que hacer exactamente lo que les anticipé en mi columna hace apenas una semana.

Para su mala suerte, ahora tendrán que seguir el cauce legal, después de ser exhibidos por su ignorancia jurídica y también por su necedad”.

Hasta aquí la necesaria cita.