En los últimos días, la ignorancia de algunas diputadas, entre las que incluyo a la oportunista locutora, hoy convertida en activista legislativa, Nayeli Salvatori, se ha autoproclamado defensora del toro bravo.

No me sorprende viniendo de esta mujer, conociendo la soltura verbal que le caracteriza, pero ante la fuerza que le dio el tsunami lopezobradorista en el que personajes como ella alcanzaron una curul, quiero retomar una de mis columnas que si se tomara el tiempo para analizar, puede ilustrar la mente nublada de una persona que piensa que el micrófono y ahora su diputación, sirven únicamente para divertir a la gente. Aquí le dejo este texto:

Hace unos años participé en un panel de discusión organizado por la UNAM sobre la existencia de las corridas de toros. En ese entonces —y sigo pensando lo mismo— inicié mi ponencia diciendo lo siguiente: Como aficionado, periodista y apasionado a la más bella de todas las fiestas, acudo a este foro para externar mi postura y para no dejar vacante un espacio para que se conozca la verdadera esencia de este ritual, pero de antemano sé que no voy a convencer a los detractores de la fiesta, por la permanente cerrazón de estos grupos y por las constantes mentiras en las que soportan muchos de sus argumentos.

Recuerdo que ante ese preámbulo, los enemigos de la fiesta se irritaron de tal manera que intentaron interrumpir mi participación, lo cual no me sorprendió en absoluto, porque si algo los caracteriza es su postura intolerante y violenta ante cualquier aseveración distinta a sus convicciones.

Justo cuando una de las ecologistas invitadas estaba a punto de arrebatarme el micrófono, ésta se detuvo cuando comenté: Siempre que se hable de la tauromaquia, hay que reconocer y subrayar que la fiesta brava es cruenta. No hay razón para ocultar o negar un hecho incuestionable, porque los antitaurinos aseguran que nosotros lo negamos sistemáticamente. Se equivocan, los taurinos sabemos que la fiesta brava es un espectáculo cruel, como la vida misma, pero también encierra una serie de elementos de drama, emoción y plasticidad, en medio del fantasma de la muerte. La inmersión a la fiesta te conecta con la esencia de la vida, y sólo quienes la viven, conocen el profundo sentir hacia un animal como el majestuoso toro bravo.

Palabras más, palabras menos, así inicié aquella participación en un foro que no concluyó en nada, como hoy tampoco convenceré a los enemigos de la fiesta.

Sin embargo, un elemento contundente contra quienes se oponen a la fiesta brava se limita a una simple pregunta, si su objetivo principal es defender al toro bravo, ¿qué sería de esta raza animal si se prohíben las corridas de toros en todo el mundo?

La respuesta es demoledora.

El toro de lidia desaparecería de la faz de la tierra en menos de una década.

Si acaso, una docena de animales serían reservados para exponerlos en algún zoológico como ejemplo de los legendarios animales que participaban en las corridas de toros.

La razón es muy sencilla, el toro bravo requiere amplios espacios de tierra para su desarrollo y crecimiento. Su condición de bravura no les permite estar estabulados debido a que se pelean y terminan matándose. Su producción cárnica es de 25 por ciento con relación a cualquier raza de engorda, lo cual no representa interés para los criadores de carne. Es decir, que si se prohíben las corridas, el toro bravo no tendría razón de existir.

¿O acaso los detractores de la fiesta van a conseguir las miles de hectáreas y el dinero para alimento que se requieren para poder mantener a los toros de lidia?

Irónicamente, con la prohibición de las corridas de toros, los presuntos defensores de estos animales obtendrían una sentencia definitiva que ordenaría la extinción de esta bella y majestuosa especie.

El Foro de las Azores

Para cerrar este tema, les comparto el texto sobre las conclusiones del Foro Mundial de la Cultura Taurina celebrado en las islas Azores:

“Desde Angra do Heroísmo, capital de Isla Terceira, los participantes en el Forum Mundial de la Cultura Taurina, declaramos nuestro orgullo de sentirnos partícipes del gran patrimonio histórico de la Tauromaquia, un rito milenario que une a millones de personas de ambos lados del Atlántico.

“Tras el desarrollo de las tres jornadas del Forum, concluimos que la Tauromaquia es la expresión de las raíces más profundas de la cultura latina, dentro de sus múltiples variedades nacionales y locales. Y también la sublimación de valores fundamentales de la condición humana que han entrado en crisis en la sociedad actual. Y que la cría del toro, elemento básico del espectáculo, se decanta por su natural ecologismo como una gran defensa de los ecosistemas diversos donde se ejerce, tanto en América como en Europa.

“Los aficionados a los toros no debemos sentirnos acomplejados ante las agresiones de quienes ahora intentan acabar con este inmenso legado cultural, desarrollado a lo largo de los siglos y que ha servido como escuela de vida para generaciones y generaciones de ciudadanos de bien y como nexo de culturas. Y consideramos que quienes se juegan la vida ante el toro, para expresar y provocar así hondos sentimientos, son intérpretes de un ritual apoyado en normas éticas basadas en el respeto máximo al animal.  

“Estas tres jornadas de convivencia en las islas Azores, centro geográfico del toreo, han servido para que gentes de todo el mundo reafirmen sus convicciones e intercambien ideas y argumentos políticos, morales y científicos en pro de la defensa de la Fiesta, una actividad cultural que entra en el tercer milenio con vocación se seguir sirviendo de ejemplo y de guía de valores en un mundo globalizado que impone sus criterios contra la diversidad cultural y la libertad de pensamiento.

“Que esas ideas y ese espíritu positivo que han surgido de este Forum, y que debemos difundir con entusiasmo, formen una robusta barrera que, como el anticiclón de las Azores, nos proteja de los tempestuosos ataques que recibe la Fiesta. Y que este sentimiento de hermandad universal en torno al toro, nos vuelva a unir pronto en estas mismas tierras. Gracias a todos por seguir manteniendo vivo el viejo rito del toreo."