Ya lo hemos dicho en este espacio. A los actuales diputados les falta oficio político pero sobre todo respeto por el recinto que alberga el Poder Legislativo. Este jueves, nuevamente José Juan Espinosa y Marcelo García convirtieron en un circo el espacio donde, por ley, se deberían realizar los debates de más alto nivel.

Nadie en su sano juicio se opone a que los diputados, representantes del pueblo, reduzcan los gastos, algunos superfluos que se pagan con los impuestos de los poblanos y en general de los mexicanos. Pero de ello poco o nada se habló en la sesión del Comité de Adquisiciones y Arrendamiento.

Ofensas, interrupciones, llamados a la cordura y descalificaciones fueron el resultado de la discusión verbal entre los representantes de "Juntos Haremos Historia" y "Por Puebla al Frente" en la sesión de este jueves que, originalmente, pugnaba por recortar el presupuesto que se destinará en 2019 a la papelería, telefonía celular, botanas y bebidas, entre otras cosas.

Convencido de que la tecnología es la mejor herramienta y que de esa forma se evitaría la posible manipulación de votos a favor de la mayoría morenista en el Congreso, Marcelo García pidió que se retomara el uso de tableros electrónicos para computar los sufragios de las siguientes sesiones. Esa fue, la gota que derramó el vaso.

Segundos después continuó la rispidez cuando José Juan Espinosa consideró una ofensa que se le cuestionara el uso que dio a los recursos públicos cuando fue presidente municipal de San Pedro Cholula.

En medio de llamados al orden y atropelladamente, el panista lanzó una interrogante: “¿Espinosa dónde están sus 30 millones comprobados de cuentas públicas?” Inmediatamente después remató: “Usted la única ley que no ha violado es la de la gravedad”.

Y claro, como el nivel del debate es tan pobre en estos últimos días, en lugar de argumentos llegaron las frases para salir del paso como “somos mayoría”. Espinosa Torres también acusó a Marcelo García de ser un alfil del morenovallismo: “Siga usted el guion que le dicta el senador. De su dueño... El bufón ni siquiera respeta el orden”.

En tanto, en la mesa que no lograba ser controlada por el coordinador de la bancada de Encuentro Social, Miguel Trujillo de Ita, se advertía que podría “terminarse” la sesión en aras de restaurar el orden que no lograron retomar.

“¿Te incomoda mucho mi presencia?” Cuestionó una vez más García Almaguer a Espinosa Torres que se ubicaba frente a él. “Siéntate”, “no me tengas miedo”, frases de uno y de otro diputado que seguían sonando pese a los llamados inocuos de Miguel Trujillo por respetar el orden, la sesión y el recinto legislativo.   

De continuar así las cosas, me temo que en breve, las sesiones de las comisiones, los comités y hasta las del pleno se realizarán a unas cuadras del Congreso, en la 13, ahí en la Arena Puebla y que en lugar de coaliciones, los unos y los otros cambiaran sus siglas para formar parte de los rudos o de los técnicos. De ese nivel nuestros legisladores poblanos.

¿Consulta simulada?

¿Qué tan seguido viaja en avión? ¿Cuál es el destino que le acomodaría más? ¿Considera usted necesario otro mega-aeropuerto cercano a la Ciudad de México?, preguntas como esas u otras similares uno esperaría que se hubieran lanzado en la primera consulta popular del próximo gobierno federal.

Pero el tema es mucho menos complicado. Sí o no a una sola pregunta es lo que los ciudadanos que asisten a los puntos de votación responden.

Al margen de que la llamada consulta carece de cualquier metodología, lo importante es no perder de vista los pequeños detalles, esos donde se esconde el diablo. Ningún defensor de esta mal llamada “consulta popular” ha podido explicar por qué hay más casillas en el sur del país o en estados como Chiapas que en los propios terrenos donde se pretende o no, construir una nueva terminal aérea.

Y luego no quieren que se piense mal.