¿Qué le debe preocupar más a don Gilberto Higuera Bernal, encargado de despacho de la Fiscalía General del Estado (FGE)?

¿El enésimo secuestro donde una víctima es ejecutada?

Sea cual sea el motivo.

¿O que la Policía del Estado (PEP), de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP), esté realizando su trabajo de inteligencia para detener, por ejemplo, a los dos sospechosos del crimen de la niña?

¿Por qué no ha reconocido que su llegada ha desestabilizado el poco, pero muy poco trabajo de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y ahora de la misma FISDAI (Fiscalía Investigadora de Secuestros y Delitos de Alto Impacto)?

¿Le preocupara que en estos días de transición el gobierno de Puebla se dé cuenta de su falta de liderazgo y de la pobre respuesta de su Fiscalía, por encargo, ante el embate de la delincuencia, con ejecuciones, asaltos a mano armada, secuestros y un bonche de delitos de alto impacto?

No tiene mucho que nuestro encargado de la Fiscalía se atrevió a decir que en Puebla no había problemas de armamentismo, sin detenerse a pensar que Puebla es un estado con incrementó de homicidios donde se han utilizado armas de fuego, lo mismo que en los asaltos y hasta en los casos de lesiones. 

Seguramente sigue pensando que no lo merece la provincia y que puede declarar lo que quiera sin que se lean sus mentiras.

Asegura que la Fiscalía que le dejaron por encargo no tiene conflictos internos, cuando en realidad en las entrañas de la dependencia se vive una guerra intestina que limita las respuestas y acciones de los perseguidores de delitos ante el notable crecimiento de la inseguridad.

Actualmente nadie se lleva con nadie y todos se pegan por debajo de la mesa, mientras que el fiscal pasa pensando que “descubrió América”.

Aún no se han hecho los cambios internos de funcionarios de primeros y segundos escalones, tampoco nadie ha sido ratificado, todo está igual o peor que cuando Carrancá mandaba en Puebla.

Sólo le queda a don Gilberto Bernal seguir haciéndose el aparecido en eventos y reuniones y rezar mucho para que no le fallen sus mecenas de la SSP, para que tenga de dónde colgarse sus hazañas.

Nos vemos cuando nos veamos.