Cuando Manuel Bartlett llegó al gobierno del Estado, una de sus primeras acciones fue el terminar con la simulación y poner el tabulador real de sus funcionarios, incluso les incrementó el sueldo, cosa que causó gran molestia entre algunos grupos, pero ante el carácter del ex secretario de gobernación federal, optaron por dejar de opinar.

Sin embargo, la idea del próximo director de la Comisión Federal de Electricidad no estaba tan equivocada: Había que pagar bien para que llegara gente preparada a su gobierno, personas que supieran planear. Él dejó en claro que estaba en contra de los funcionarios baratos y malos.

Lo anterior viene a colación por el populismo con el cual llegaron los legisladores locales al Congreso del Estado, principalmente los de la coalición “Juntos Haremos Historia” que hoy son mayoría y presumen, de dientes para afuera, austeridad.

Esa misma austeridad sirvió de pretexto para despedir a personas que –aunque cobraban más- ya tenían el conocimiento legislativo necesario y en un momento dado, podrían haber aportado mucho al trabajo en el Congreso local.

Un claro ejemplo de lo que le relato es el ex secretario general, quien a pesar de su vasta experiencia en temas legislativos fue despedido, para ahorrarse unos pesos. El sujeto en cuestión, no pasó ni un solo día desempleado, inmediatamente después de su salida del Poder Legislativo fue llamado por el exgobernador y hoy senador de la República, Rafael Moreno Valle, quien le reconoció la trayectoria.

Pero no sólo se trata de ese caso, los diputados morenistas desmantelaron el área jurídica, y si bien hay que reconocer la trayectoria del maestro Nicolás Sánchez Torres, su especialidad no es precisamente la legislativa, por ello las constantes correcciones a los documentos que aprueban.

Mientras los diputados presumen que no se subirán el sueldo, que son los que menos ganan a nivel nacional, nos damos cuenta que estamos pagando el costo de tener diputados baratos que cometen constantes errores.

¿Alguien ha contabilizado cuánto nos cuesta a los poblanos que los diputados se la pasen haciendo shows en el Congreso y que aprueben reformas que luego son frenadas por incumplir con los procedimientos legales?

Para muestra de los constantes yerros le comentó que ayer en la sesión aún y cuando se quiso maquillar la reforma a la Ley Orgánica Municipal, que devuelve a los ayuntamientos la facultad de nombrar al presidente municipal sustituto, los legisladores baratos tuvieron que aceptar que el documento -como se los precisó el Ejecutivo- estaba incompleto. La reforma tenía una laguna muy grande, y es el caso en el que ningún regidor acepte ocupar el cargo ante la renuncia del titular y la negativa del suplente del presidente municipal de asumir la primera regiduría.

Tras la rebatinga y pese a los señalamientos, la modificación al Artículo 52 de la Ley Orgánica Municipal, quedó de la siguiente manera: Inciso E).-  A falta de suplente  o cuando por cualquier causa éste no se presentase, los integrantes del ayuntamiento definirán por mayoría a quién, de entre estos, los sustituya.

En tanto la reforma dice: En caso de que los integrantes del ayuntamiento no llegaran a un acuerdo en el término de quince días naturales, el Congreso del Estado designará al presidente municipal suplente.

Así pues, como se observa, el freno de mano que tuvo que aplicar el gobernador Antonio Gali, no fue un veto del Ejecutivo como lo trataron de vender mediáticamente los morenistas; aplicando la metáfora, diríamos que fue como regresarle un saco al sastre porque no le puso las mangas, ese es el costo de tener diputados baratos.