Se los anticipé hace unos días: “en el Congreso del estado no tardan en terminar a madrazos”.

Y aunque sólo se rasguñaron las medias es un hecho que la falta de oficio político tiene a varios de los diputados a punto de liarse a golpes.

Alguien me preguntaba ayer si sabía quién había ganado. Como cuando a la salida, en nuestras escuelas se daba una pelea. Todos preguntaban quién ganó.

El problema aquí es que no puede haber un ganador donde nadie sabe que las manos —además de para un manicure— también sirven para convertirlas en puños.

Así las cosas, el que le asegure que unos y otros se liaron en una campal, miente.

Lo que sí, es que a su manera, sigue creciendo un conflicto, que ninguno ahí tiene idea de cómo resolverlo.

Y menos, cuando Biestro no controla ni a sus mascotas y José Juan es un chivo en cristalería; y tampoco del otro lado, en donde Marcelo e Islas no curan ni un pulque.

Dice una vieja frase: ¿para qué discutir, si lo podemos arreglar a madrazos?

 Y efectivamente, no descarto que justo eso sea lo que les hace falta.

Un trompo derecho y quizá eso los ubique y permita que por fin se pongan a trabajar.

Pero así como los veo, ni golpes, ni trabajo, ni nada de nada.

Cómo olvidar la escena en la que cuando fue el JJ a increpar a Javier Lozano, el hoy diputado hace un show al estilo de Neymar, busca atorarse en la puerta de la camioneta de Lozano y al arrancarse le grita: ¡mi mano..., mi mano...!

En conclusión, la supuesta pelea de ayer fue más un ring de lucha libre, que un hexágono de artes marciales mixtas.

Para eso me gustaban.

 Asesores o tinterillos

Cuando pensamos que ya se ha visto todo en el poder legislativo surgen hechos que dan pena ajena, y no nos referimos a los diputados que se retaron a golpes en la Junta de Gobierno, sino a utilizar a “tinterillos” que llegaron al Congreso del Estado redactando iniciativas que dan pena ajena.

Fue en la sesión de la Comisión de Procuración y Administración de Justicia, donde se pidió al área jurídica que hiciera la presentación del documento en el cual se solicitaría al presidente del Tribunal Superior de Justicia una explicación de la licencia del magistrado Israel Mancilla Amaro.

El supuesto funcionario comenzó a dar una explicación, emitiendo calificativos de la licencia, y presumiendo un análisis legislativo, sin embargo fue descubierto cuando interrogaron al jurídico si la persona que estaba dando la explicación era de su personal, éste lo negó, y el presunto abogado comenzó a caer en contradicciones.

 La diputada de MORENA, María del Carmen Cabrera Camacho, hizo todo lo posible por encubrir al abogado que posteriormente se comprobó, era gente de su equipo, haciéndose pasar por trabajador del área jurídica.

 Pero eso no fue lo peor, esto llegó cuando la diputada Rocío García Olmedo le dio una cátedra de cómo se redacta un documento en el poder legislativo, como si estuviera en una clase de primer semestre de la carrera de derecho, le explicó los términos que se usan, cómo van las letras, los títulos y subtítulos.

 De este nivel son los nuevos personajes que llegaron gracias a diputados como María del Carmen Cabrera Camacho, que posiblemente se encontró a un abogado que cobraba barato y lo hizo su asesor.