La imposición de Rafael Moreno Valle a cargo de Marko Cortés nos confirma que en Acción Nacional quieren seguir el camino decadente que emprendieron los priistas desde hace seis años.

El PRI como partido, nunca entendió el fondo que generó las circunstancias políticas para su retorno al poder en el 2012 tras doce años de ayuno presidencial.

Un pueblo amnésico les permitió volver a Los Pinos, sin que los mandos tricolores comprendieran que esa segunda oportunidad tenía claras condiciones con fecha de caducidad.

Embriagados por su regreso al poder federal, superaron con creces los excesos de los primeros 70 años.

En este retorno, repitieron las prácticas de imposición de cargos, candidaturas, liderazgos de partidos y hasta venta de posiciones, olvidándose de los militantes y simpatizantes que les dieron su voto en el 2012, esperanzados en que esta vez las cosas serían distintas.

Los resultados electorales de este 2018 no resisten un análisis.

Y al igual que el PRI, los altos mandos panistas parecen no aprender de los errores del tricolor.

Primero fue Madero, le siguió Anaya y ahora Marko Cortés quien sigue sin entender que las imposiciones son la antítesis de lo que dio origen a la democracia interna de Acción Nacional.

El nombramiento por designación de Rafael Moreno Valle como coordinador de la bancada panista en el Senado de la República confirma que los panistas no han aprendido nada.

Para nadie al interior del CEN del PAN es un secreto que se trató de una imposición por parte del nuevo líder nacional, como un pago de facturas por los favores recibidos en campaña.

Contra la desaprobación de los senadores azules, se dio el dedazo en favor de Moreno Valle, quien será un líder de papel, por la antipatía de la mayoría de sus compañeros, quienes están que echan chispas por esta nueva imposición.

No será extraño que en las próximas sesiones se vean acciones de rebeldía por parte del ala del panismo tradicional, que se resistieron hasta el último momento a que Cortés cayera en las mismas prácticas de Madero y Anaya.

Evidentemente en el PAN no entendieron nada.

Jueves de Corpus: 6 muertos en la capital

Un ejecutado en un parque público al sur de la ciudad, tres asesinados a balazos en un mercado público y dos cuerpos abandonados en la colonia 20 de noviembre debajo de un narcomensaje; fue el saldo de un jueves sangriento.

Esa es por desgracia, la cruda realidad que vivimos los capitalinos. Aquellos años en que caminar por las calles que trazaron los ángeles con total tranquilidad era común, quedaron atrás. Los actos de violencia, cada vez más comunes, obligan a preguntar ¿Dónde están las autoridades?, ¿Qué están haciendo para fortalecer la seguridad?

Claudia Rivera, la presidenta municipal de Puebla y su secretaria de Seguridad Pública, María de Lourdes Rosales Martínez, cumplieron ya su primer mes al frente del ayuntamiento y lejos de notarse mejorías en el tema de la inseguridad que a todos atañe, cada vez se ven más rebasadas por la delincuencia.

Ayer mismo la presidenta municipal, Claudia Rivera, tuiteó una reunión que sostuvo con el titular de la Fiscalía, Gilberto Higuera Bernal; el encuentro poco inhibió al crimen organizado, la reacción de los grupos delictivos llegó unas horas después cuando se supo que dos cuerpos embolsados habían sido abandonados en la colonia 20 de noviembre.

El reclamo es unánime. Es urgente a que se apliquen las acciones necesarias para las autoridades cumplan con una de sus funciones básicas y prioritarias: Garantizar seguridad a los habitantes. Y el problema es que no vemos cómo esto se vaya a detener.

Lamentablemente, las cosas pintan para peor.