La Franja debería buscar que piezas clave de la institución, sí o sí, permanezcan en la entidad. Y no son futbolistas. 

Aunque en las últimas jornadas del torneo existieron probabilidades de Liguilla —mínimas e inverosímiles, las mismas que el fútbol mexicano otorga siempre y a cualquiera en dicha instancia—, el pasado viernes, el Club Puebla confirmó que si algo no merecía era ser considerado como "uno de los 8 mejores" de la Liga MX.

Ante dicho panorama, el debate de los últimos días en torno a La Franja debió centrarse en otras aristas del proyecto comenzado a mediados de 2017, tales como la continuidad de Enrique Meza y su cuerpo técnico, así como la de ciertos jugadores considerados como piezas clave para que el 2019 poblano pinte de mejor manera, entre ellos: Nicolás Vikonis, Alejandro Chumacero, Brayan Angulo o Lucas Cavallini, cuyo rendimiento con la institución los ha puesto en el mapa de clubes que, gracias a su incomparable músculo financiero, podrían hacerse de ellos en “un abrir y cerrar de ojos” .

De acuerdo al discurso protagonizado por el director deportivo, Ángel Sosa, en la actualidad, el 90 por ciento de los jugadores son activos del club. Un esfuerzo que da sentido y credibilidad al proyecto.

Sin embargo, habría que preguntarse si vale la pena mantener, “como sea”, a la totalidad de la plantilla. De algunos, es absurdo dicho cuestionamiento; de otros, no tanto. ¿Volveremos a saborear su mejor versión? ¿De verdad quieren quedarse?

Existen jugadores con contrato vigente, tranquilos y felices en el equipo, pero que si reciben ofertas atractivas, "como cualquier jugador haría", aseguran, las analizarán. Cabría recordar que, además del gran trabajo en categorías inferiores, el scouteo realizado por el área de Inteligencia del club pasó con nota, más que aprobada, su evaluación.

Tal vez, el blindaje que pretenden las altas esferas de la institución camotera debería hacerse, a como dé lugar, en otras áreas.

Nos leemos la siguiente semana y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.