El inédito escenario político que vive Puebla tras la publicación del proyecto de sentencia que anularía la elección, ha generado una división total entre los dos grupos políticos.

Quien termine gobernando este estado tendrá una misión prácticamente imposible: pacificar grupos y mantener la gobernabilidad.

Las lesiones entre los grupos políticos dejaron de ser superficiales. El daño es profundo y su cicatrización requiere de una cirugía mayor.

Aunque los partidos de ambas coaliciones aseguraron que respetarían la resolución del TEPJF, en la realidad, la posible anulación de la elección ya encendió al panismo, señalando qué hay dados cargados en el proyecto del magistrado José Luis Vargas.

Esa historia de qué la resolución del TEPJF sería aceptada con madurez política por todos los involucrados era una falacia de las muchas que acompañan a la política actual.

Y lo mismo estaría sucediendo, si la tendencia fuera en sentido contrario, y que todo hiciera pensar que la ratificación de Martha Erika fuera evidente.

 La rebelión —hasta ayer pacífica— del panismo nacional y del morenovallismo a nivel local, sería inversamente igual si el proyecto fuera en contra de Morena y compañía.

Aquí lo interesante sería conocer qué fue lo que orilló al magistrado a despepitar la sopa, adelantando el contenido de su proyecto.

Los panistas aseguran que la acción del magistrado obedeció a la presión de Morena a dar ese albazo, para evitar ser destituido de su cargo, de lo que —dicen— hubo amenazas cantadas.

Por su parte, en Morena sostienen y aplauden la versión del propio magistrado, quien asegura que su decisión está basada en un asunto de transparencia, para evitar presiones políticas.

Francamente, conociendo el chiquero político en el que está hundido nuestro país, no descartaría ninguna hipótesis.

Irónicamente —si como todo apunta— se anula la elección, Moreno Valle sufrirá en carne propia lo que padecieron muchos durante sus tiempos de gloria, hizo sentir a sus opositores políticos: el peso del poder.

Bien dicen que el que a hierro mata... a hierro muere.

La tormenta mediática

Lo que es innegable es que al repetirse el proceso, tendremos en Puebla una suculenta cena de negros, principalmente para nosotros los medios, que a manera de gratificación por negarnos nuestras vacaciones navideñas, tendremos carnita diaria para desmenuzar en nuestros espacios. Unas por otras.

Si actualmente la tensión es alta entre los dos principales grupos políticos, de volver a una campaña, la guerra será radical, sin tregua ni cuartel.

La tensión desde el Congreso del Estado será permanente, con iniciativas estancadas, presupuestos rechazados, cuentas públicas como garrote legislativo y un interino atado de manos.

Esto que aparenta un pleito de carácter meramente político, traerá consecuencias para los poblanos, en donde la inseguridad será el tema que acompañe a los candidatos y al gobierno interino, de aquí a que tome protesta el próximo gobernador.

Ni más, ni menos.