Con la inauguración de las exposiciones “Entre líneas”, de Luis Granda; “Cicatrices”, de Lysette Yoselevitz, y “El pabellón de Italia en México”, de Teresa Cito y Luciano Spanó, la víspera fueron inauguradas aquí las actividades de la 54 edición de la Bienal de Venecia.
En el acto inaugural, el arquitecto José Ramón San Cristóbal, director general de Promoción Cultural, Obra Pública y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), destacó que el título del encuentro este año es “Illuminazioni” (Iluminaciones), y que como novedad en esta edición se propuso la creación de pabellones de la propia Bienal fuera de Venecia.
Esta iniciativa, con la que se conmemora el 150 aniversario de la Unificación de Italia, fue organizada en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores, organismo que rastreo a través de los 89 Institutos Italianos de Cultura a los artistas italianos que viven y trabajan fuera de su país de origen.
Para esta 54 edición, aseguró el funcionario, el comité organizador seleccionó a los italo-mexicanos Teresa Cito y Luciano Spanó para armar el “Pabellón Italia en México”, el cual reúne un corpus artístico integrado por 30 obras, entre dibujos y pinturas, que muestran el desarrollo creativo de estos dos artistas.
Por su parte, Teresa Cito, presenta 10 pinturas y cinco dibujos, en los que destaca la belleza sensorial y la fuerza expresiva de su pincelada.
De acuerdo con José Ramón San Cristóbal, esta serie evidencia ese espíritu fundador que se abre a nuevas formas de expresión, en el cual el deseo de liberación es insinuado por la vaga representación femenina que se funde con las formas orgánicas-gestuales de apariencia primitiva.
En entrevista con Notimex, la artista compartió que el lenguaje para su creación es lo femenino, el cual alude a una lucha de género contra las trabas morales, políticas y religiosas pero sin ningún prejuicio, sino más bien como son ahora las mujeres: libres, reconocidas y profesionales.
Compartió además que la inspiración de su trabajo es producto de su inquietud por rescatar el lenguaje femenino que se quedo en el pasado, aquel en el que el hombre progresaba y la mujer se mantenía subyugada, aunque aclaró, “es un lenguaje femenino el que yo trabajo más no feminista”.
Así, Teresa Cito elimina la anécdota para dejar de manifiesto su adhesión a este debate de género en un estado simbólico, en el que los personajes surgen y se confunden con las descargas psicogestuales con las que crea esos mundos fantásticos y caóticos de imágenes fragmentarias.
“Comunicarme con el mundo y la necesidad de hacerlo es lo que me lleva a crear estas piezas. El objetivo es transmitir sentimientos, a través del color, de las imágenes y de mis emociones; lo que pretendo es que el espectador sienta, y no que piense”, aseguró Teresa Cito, quien estudió ocho años en la Academia de Florencia y llegó a México hace 40 años.
Por su parte, Luciano Spanó expone dos grupos de trabajos que cubren la década anterior de su producción. En el primero, se aprecian la decantación de los temas clásicos de la pintura universal en formas gestuales de gran fuerza plástica.
Aquí, en este primer grupo, se observan composiciones complejas, en las que sobreviven las atmósferas oscuras y tenebristas, además de la representación de los personajes en un estado simbólico.
Mientras que en el segundo grupo de obras se presentarán los estudios sobre el desnudo de la figura humana; una constante que hizo del trabajo de este autor una marca reconocible de su producción plástica.
Simultáneamente fue inaugurado el trabajo de Lisette Yoselevitz titulado “Cicatrices”. Se trata de un documento videográfico que nace a partir de una acción performatica.
La pieza muestra en imágenes un enfoque personal del dolor ligado al sentimiento del duelo; palabras escritas sobre la piel de la artista, emanan de un poema escrito en respuesta a los hechos vividos relacionados con el sentimiento de desprendimiento.
“Estas imágenes están también ligadas al desplazamiento y a mi instancia como mujer, como inmigrante, así como también retratan todo el proceso que sufre alguien al perder a una persona cercana, son estas emociones que se quedan incisas como cicatrices y que intentó convertirlas en una reflexión del dolor”, explicó Yoselevitz.
Rastros de tinta sobre la piel, ligan las palabras a las metáforas de la vida y la muerte, a la angustia y a la tranquilidad, o bien a la tristeza y a la alegría, que ven también su razón de ser una instalación montada frente al video, compuesta por pequeñas cajas envueltas en imágenes tomadas del video que se unen a la perspectiva intimista de la artista, que podrá apreciarse hasta el próximo 24 de julio, en el recinto antes citado.
Otra de las exhibiciones inauguradas en esta gala fue “Entre líneas”, del maestro Luis Granda, la cual consta de 35 obras, entre óleos, técnica mixta, grabado, collage y bronces, las cuales permiten vislumbrar el discurso de su obra, desde sus primeros trabajos hasta los más actuales.