La huelga convocada por sindicatos argentinos contra la política laboral del gobierno provocó hoy un caos en Buenos Aires, con bloqueos en avenidas y autopistas y el cierre de aeropuertos, gasolineras, líneas de metro, bancos y juzgados.

Tampoco hubo distribución de periódicos ni recolección de basura, aunque esto último se debió a medidas de fuerza contra el gobierno capitalino que comenzaron el pasado domingo.

El paro sindical se lleva a cabo 13 días después de una multitudinaria movilización con mayoritaria participación de sectores de clase media en rechazo a los planes de una segunda reelección de la presidenta y contra la inseguridad.

Todos los vuelos en el aeropuerto metropolitano "Jorge Newbery", de servicio de cabotaje y países limítrofes, fueron suspendidos debido al paro, mientras la empresa chilena "Lan" dijo que resolvió "cancelar todos sus vuelos en Argentina" y siete "vuelos regionales hacia y desde las ciudades de San Pablo (Brasil), Lima (Perú) y Santiago de Chile".

La protesta laboral en reclamo de la reducción de un impuesto que grava al salario, paralizó además el servicio suburbano de trenes, que desplaza a cientos de miles de pasajeros desde la poblada periferia hasta Buenos Aires, así como a una de las siete líneas del metro que circula por la capital Argentina y algunas rutas del servicio de autobuses urbanos.

"Yo quiero convocar a mis compañeros los trabajadores, a un gran ejercicio de responsabilidad en la defensa, no del gobierno, para nada, sino del proyecto político que ha generado más de 5 millones y medio de puestos de trabajo", dijo Kirchner en su cuenta de Facebook, en alusión a la huelga.

Grupos de trabajadores y militantes de izquierda bloqueaban estratégicos puntos de acceso a Buenos Aires desde el conurabano, lo que paralizó la circulación en transitadas avenidas o carreteras, incluida la que conecta con el aeropuerto internacional de Ezeiza (32 km al sur), el principal de Argentina.

La protesta paralizó la circulación en transitadas avenidas o rutas, incluida la que conecta con el aeropuerto internacional de Ezeiza (32 km al sur), el principal de Argentina.

"Hay cientos de cortes en todo el país", aseguró a los periodistas Oscar de Isasi, uno de los dirigentes de la protesta, quien sostuvo que los trabajadores expresan "la necesidad de cambiar el rumbo" de las políticas del gobierno.

El centro de la capital argentina lucía casi como un día domingo con pocos transeúntes, escasa de circulación de vehículos y muchos comercios con sus persianas bajas y los bancos no atendían al público, mientras grupos de militantes cortaban el tránsito en la tradicional avenida Corrientes.

"Hay mucha menos gente que lo habitual, se quedaron en su casa, incluso hay menos dinero en la caja. Hay menos servicios del metro además porque muchos de mis compañeros no pudieron llegar", dijo a la AFP Mariana Muñoz expendedora de pases en la estación Boedo de la línea E del metro porteño.

Los porteños afrontaban serias dificultades para desplazarse, debido a la merma en el transporte y a la vez por los piquetes que impedían el tránsito.

La huelga fue convocada por un sector de la dividida central sindical peronista CGT, encabezada por Hugo Moyano, líder del poderoso gremio de los camioneros -y aliado hasta 2011 de la presidenta Kirchner- y por una corriente de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que nuclea a trabajadores estatales.

La otra corriente de la CGT, que reúne a los principales gremios industriales, y el otro sector de la CTA (con mayoría de docentes), se alínean con la mandataria.

La economía de Argentina registró un débil crecimiento de 2,1% entre enero y septiembre de este año comparado con el vigoroso aumento del 8% promedio que se produjo entre 2003 y 2011.