El teleférico es solamente un capricho del gobernador Rafael Moreno Valle, en su intención de colocar a la capital poblana como uno de los principales atractivos turísticos del país, pero no le importa la conservación del patrimonio histórico y la movilidad urbana que se requiere para consolidar una obra de esa magnitud. Por eso el teleférico enfrenta tropiezo tras tropiezo, al grado que al día de hoy, previo a la presentación del tercer informe de actividades del gobernador del estado de Puebla, Rafael Moreno Valle, se desconoce la ubicación que tendrán las torres y solamente se sabe que la propuesta es del Centro Expositor al estadio Cuauhtémoc.

En la actualidad existe un proceso jurídico del Comité Defensor del Patrimonio Histórico, Cultural y Ambiental, además de la Fundación Toussaint, en contra de la obra, porque su trazo original afecta parte del patrimonio monumental de la ciudad de Puebla, y en la realidad no deberían mover las cinco torres que se colocaron, aunque la autoridad estatal arrancó el desmantelamiento, pero no hay información oficial sobre su colocación y si serán cinco torres o menos.

El gobierno del estado de Puebla aceptó la propuesta del INAH para re-direccionar el teleférico, que ahora irá hasta la zona de los estadios, pero lo cierto es que el gobierno del estado no ha dicho nada de cómo va a poner las torres; no existe nada, no hay proyecto, mientras que el INAH dice que ellos mandaron la información oficial, la propuesta, pero el gobierno del estado no les ha dicho que sí, que acepta la oferta.

Caprichos de Moreno Valle sobre la ley
Para el presidente de la Academia Prospectiva de Ingenieros, Raúl Carpinteiro Vera, la obra del teleférico parece un capricho del gobernador del estado de Puebla, Rafael Moreno Valle: “Desde luego, los servidores públicos lo primero que hacen es levantar la mano y cumplir y hacer cumplir la ley, pero la está avasallando; ése es otro problema y son erogaciones sin planeación, no hay estudio de costo beneficio, no hubo planos, no se cumplió la ley de planeación, no está inserto en un programa de desarrollo urbano de donde nacen todas las obras; entonces es un capricho”.

En contra de todos esos atropellos, dijo el experto en desarrollo urbano, hay mucho que hacer, la sociedad tiene que ver ese asunto de forma muy puntual, si se violenta la ley tiene que hacerse cumplir: “Si usted en su casa se pone a hacer obra, viene el ayuntamiento y lo para, pero aquí no se hace, la autoridad municipal está durmiendo, los ciudadanos somos los mandantes, aunque hay un primer mandatario muchos agentes al servicio de los mandatarios ignoran la ley o no le advierten a su jefe, o cumplen órdenes sin decir nada; es un problemón delicado, los dineros se están dilapidando, se hacen inversiones a largo plazo”.

Con el teleférico —agregó— no se cumple el requisito de planeación, pero, lo peor, se han mandado a la reserva de información todo lo que está prohibido, cuando desde antes de realizar el procedimiento para adjudicar contratos se tienen que tener los permisos, las autorizaciones, los estudios de impacto urbano, arquitectónico y vial: “Pero no los tienen, no tienen los planos de ingeniería completos, no hay especificaciones ni normas de calidad, no hay permisos de construcción ni licencias, se hacen las obras en franca violación de la ley”.

Las torres de la maldición
Cabe mencionar que las cinco torres que se colocaron para la obra del teleférico tienen detrás de sí problemas serios; la primera, instalada en la Casa del Torno, generó serias afectaciones a una casa parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad; la segunda, instalada en el Servicio Valdés, entra en el proceso jurídico, por lo tanto no debió ser removida y las autoridades locales retiraron la torre ubicada en la 14 Oriente y bulevar 5 de Mayo. Las otras tres torres se ubican en el cerro de Loreto y Guadalupe: una cercana al hotel Lastra, otra atrás de Casa Puebla y la última en el Centro Expositor.

Cabe mencionar que el INAH colocó sellos de clausura en la torre ubicada en el Centro Expositor, mientras que las dos organizaciones sociales mantienen sendos juicios en contra de la obra, por lo que las torres no debieron ser removidas, pero, la empresa AyPP desmontó la torre que se colocó detrás del Centro Expositor y trabajaba en la otra torre, cercana a Casa Puebla.

Al día de hoy, y pese a que existen los amparos y los procesos jurídicos, se supone que quitaron las cinco torres y las desmontan para llevarlas hacia el estadio, aunque lo cierto es que no se sabe la forma en que quedarán distribuidas y si serán cinco o menos torres las que se instalarán. No se conoce realmente el proyecto y solamente se sabe la línea que seguirá el teleférico.

De la incertidumbre al fracaso
Sobre la obra del teleférico existe total incertidumbre, incluso los trabajadores del gobierno de Puebla que retiran las torres tienen instrucciones claras de no hablar del tema con los medios de comunicación, pero lo cierto es que la instalación del teleférico en la ciudad de Puebla es un verdadero fracaso y solamente responde a los caprichos del mandatario poblano por colocar a la capital poblana entre las ciudades del primero mundo.

De entrada, es una obra que tiene más de un año de su arranque y nació acompañada de la inconformidad social, de los amparos y de procesos jurídicos por generar serias afectaciones al patrimonio cultural poblano. A casi dos años de su arranque, la obra no está concluida y el gobierno del estado de Puebla aceptó y reconoció que tiene que aplicar cambios porque en el mes de enero se cumple un año del amparo encabezado por el abogado Lucio Ramírez Luna.

Es importante mencionar que en la actualidad están amparados los integrantes del comité defensor del patrimonio cultural de la humanidad, encabezado por Rosalba Loreto López y la Fundación Toussaint, con Monserrat Gali al frente, ambas académicas de la Universidad Autónoma de Puebla, quienes por medio de juicios legales detuvieron la obra desde hace un año.

Quien lleva la defensa de las dos organizaciones sociales es el abogado Lucio Ramírez Luna, quien afirmó que el gobierno de Puebla actúa al margen de la ley porque está en proceso de desmontar las cinco torres, cuando todavía está en marcha el proceso jurídico y no puede hacer nada; por su parte, el gobierno local está muy hermético, no dice por dónde va a pasar la obra y no brinda absolutamente nada de información.

Atentado al centro histórico
Las obras del teleférico, dijo Raúl Carpinteiro Vera, presidente de la Academia Prospectiva de Ingenieros, generan incomodidad para la sociedad por el atentado al centro histórico al haber derruido la Casa del Torno, por lo que hay implicaciones de violación de la ley, porque toda obra sin excepción, previo a que se convoque o se realice un procedimiento para su compra o arranque, lleva una serie de procedimientos que están establecidos en la ley de obra pública federal y estatal.

Esos lineamientos, dijo el experto en desarrollo urbano, establece que debe tener los permisos y las autorizaciones según la fracción 2 del artículo 22 de la ley, cosa que no tiene, por eso la obra anda del “tingo al tango”, no está prevista en ningún programa de gobierno y de trabajo: “El teleférico ya se compró y ya generó costos, como derruir la Casa del Torno, levantar las bases de las torres, todo eso tiene que pagarlo la sociedad, porque son obras de capricho, obras que violentan la ley y atentan contra el patrimonio de la sociedad, el pueblo pagará por eso”.

El gran problema de la ruta a los estadios
Para Raúl Carpinteiro Vera, un teleférico es para tener una vista importante desde lo alto, pero qué espectáculo tendrá ahora si pasa por donde hay muchas industrias y el mercado Zaragoza, por eso tienen que generar en la zona de los parques de beisbol y fútbol una serie de actividades para que haya atractivo y justificar el gasto: “Entonces se abren hoyos y más hoyos y la situación se vuelve interminable, no cumplieron la ley de programación y planeación, no es una obra necesaria, no hay análisis de costo beneficio, que también la ley de obra pública obliga a tener; no hay rentabilidad”.

Las opciones de beneficio social
Finalmente, para el investigador del campus Puebla de la Universidad Iberoamericana (UIA) Francisco Valverde Díaz de León el teleférico puede tener diferentes opciones de uso a la que anuncian las autoridades poblanas: “Puede ser un sistema de movilidad para los poblanos  y de interés para los visitantes, no solamente un juguete urbano, por eso afirmó que el proyecto inicial no tenía fundamento suficiente como estaba planteado, es decir, era un paseo turístico que iba a atender a pocas personas y que además tenía problemas de reglamentación con el espacio del centro histórico.

”Yo creo que puede tener un interés para el visitante, pero creo que debe tener como prioridad el sistema de movilidad para los que vivimos en la ciudad; entonces el enfoque es distinto porque los turistas se tienen que trasladar en él, digamos en este sistema de transporte puede ser eso y no solamente un juguete urbano, entonces creo que habría que cambiar la perspectiva y me parecería que Puebla tuviera un elemento así”.