La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) cerró el zoológico privado del diputado Sergio Gómez Olivier, llamado el Club de los Animalitos, ubicado en Tehuacán, al confirmar maltrato y hacinamiento de los ejemplares en espacios muy reducidos, situación que denunció Intolerancia Diario el 28 de octubre de 2013.
La Procuraduría decomisó 101 ejemplares de vida silvestre, los cuales fueron canalizados a lugares que cuenten con las condiciones adecuadas para su recuperación, resguardo y manutención.
Este hecho se dio después de diversas denuncias ciudadanas, y la Profepa acudió a las instalaciones con el propósito de verificar, con los responsables de este zoológico, las condiciones de confinamiento y la legal procedencia de los ejemplares.
Los inspectores de la Subprocuraduría de Recursos Naturales constataron que en dicho recinto existe nula ambientación. “No hay cuartos de noche y ni pisos adecuados, situaciones que provoca en algunos ejemplares conductas violentas estereotipadas, lesiones y peleas entre ellos, por la falta de espacio y compatibilidad”.
Una de las principales faltas al trato digno y respetuoso que se detectó es el hacinamiento de los ejemplares en espacios muy reducidos, toda vez que los encierros no cuentan con los requerimientos mínimos necesarios para su bienestar.
Además, no existe seguridad para el público visitante y para los propios animales, al no haber una barrera que aísle  a unos de otros, ya que es posible acceder a los ejemplares de vida silvestre con tan sólo meter la mano al encierro.
El zoológico privado de Tehuacán, propiedad del diputado del PAN Sergio Gómez Oliver, se convirtió en un centro de maltrato y de contaminación utilizado como fábrica de animales, además de no reunir las medidas de seguridad para los visitantes, así como para las especies que ahí se exhibían.

La crueldad


El espacio es de 80 metros de largo por 60 metros de fondo y se encuentra en una zona residencial, muy céntrica y accesible, hay gran cantidad de moscas en el exterior, el olor a orines y excremento de los animales inunda algunas manzanas, principalmente al jardín de niños Guatemala, que se encuentra frente Club de los Animalitos.
Los rugidos y gemidos de algunos mamíferos eran el preámbulo al ingresar al zoológico, que en las redes sociales le llaman el Bestiario de Tehuacán”, donde sin un control y cuidado para los animales y los asistentes se exhiben las especies.
Pese a que el legislador, en entrevista anterior, aseguró que todo estaba en regla, durante una visita se apreció la construcción improvisada con láminas galvanizadas o de fibra de vidrio que incrementan el calor.
En el recorrido, pasando en medio de los orines de los animales, mismos que usan como mecanismo de defensa al sentirse agredidos por los humanos, se aprecia que no hay condiciones para que las decenas de animales salvajes vivan dignamente.

El peligro


Las puertas de las jaulas de los tigres y leones tenían sólo pasadores que fácilmente podría abrir un visitante, principalmente un menor de edad que juegue, y permitir que una de las fieras escape de su jaula.
El contacto con los animales es directo entre los visitantes, no existe una barrera de protección que evite que las personas metan las manos a las jaulas lo mismo de un tigre que de una pantera o león; la simple recomendación es “Cuide las manos de sus hijos”, y cualquiera puede darles de comer lo que sea.
Otra de las leyendas es “No se asuste, el bisonte se azota contra la reja”, misma que tiene algunas abrazaderas ya maltratadas por la desesperación del animal, que apenas tiene 80 metros para vivir, con una pileta con agua; además, son cuatro de estos búfalos los que comparten el espacio. 

Fábrica de animales


En la jaula de los pumas y de todos los felinos exhibidos se presume que han tenido varias decenas de crías, mismas que ya se exhiben lo mismo en zoológicos que en centros comerciales, dentro y fuera del país.
Para algunos el comportamiento de los animales podría parecer normal, pero para otros resulta extraño, incluso para personas que conocen de medicina, que sospechan y advierten que les podrían estar dando hormonas para que se reproduzcan constantemente.
Se señala que una hembra de jaguar iba a ser sacrificada al perder una extremidad, pero se le dejó vivir y ha tenido varias crías, lo que pudiera comprobar que se trata de una fábrica de animales salvajes.