Colegas, amigos y lectores de la obra del poeta chiapaneco Jaime Sabines (1926-1999) participarán este jueves 19 en una “tertulia amorosa”, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, en un homenaje al autor, a 16 años de su partida.
Pilar Jiménez Trejo y Fernando Rivera Calderón son los invitados para hablar sobre la vida y obra del autor de “Los amorosos”, y profundizar en poemas cruciales, pensamiento, filosofía, lecturas y pasiones del vate, en una sesión que incluirá lectura de textos grabados por él mismo.
La idea es mostrar que la obra de Jaime Sabines está tan presente en sus lectores como hace 16 años, y que sigue siendo uno de los poetas más leídos por un público que conserva su “Recuento de Poemas” en el librero y recurre al poeta para releer sus versos sobre la muerte, el paso del tiempo o la condición humana.
Pilar Jiménez (Ciudad de México, 1966) es la autora del libro “Sabines. Apuntes Biográficos” (Tusquets, 2014), que se fue construyendo durante más de una década de conversaciones que la periodista pudo tener con el poeta y en la que se fueron registrando fragmentos de la vida y obra del autor de “Algo sobre la muerte del mayor Sabines”.
En el libro es la voz del poeta la que va narrando su vida, como el poeta juglar que fue Sabines, que en la conversación eran tan asombroso como en su escritura poética.
Sin ser una autobiografía sus manos no es una autobiografía que Sabines hubiera redactado de manera directa sobre la página en blanco; tampoco es una biografía que Pilar Jiménez Trejo hubiera emprendido en tercera persona a partir de una investigación exhaustiva; sin embargo, es ambas cosas de un modo excepcional.
Jaime Sabines Gutiérrez nació el 25 de marzo de 1926, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Hijo de Julio Sabines, quien siendo un adolescente llegó de Líbano a América, y que en 1914 llegó a Chiapas como capitán de las tropas de Venustiano Carranza, incluso logró el grado de mayor en el Ejército Mexicano.
Su madre fue Luz Gutiérrez, quien en su juventud perteneció a la aristocracia chiapaneca, con su hermana Chofi. Jaime tuvo dos hermanos Juan y Jorge. El poeta fue el menor, destaca el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Su infancia y adolescencia transcurrieron en la parsimonia de la provincia. Cuentan que su interés por la poesía sucedió desde temprana edad: de niño su madre le hacía recitar poemas. Sabía de memoria “El declamador sin maestro”, libro compuesto por 114 versos clásicos.
También leía las novelas de los autores que su hermano Juan llevaba a casa: Jorge Isaacs, Víctor Hugo, León Tolstoi, Fiodor Dostoievski, Honoré de Balzac y Alexandre Dumas. En la secundaria se convirtió en el orador oficial.
A los 17 años, críticos de su natal Tuxtla le auguraban como: “un futuro gran valor de las letras chiapanecas”.
En 1945 llegó a la Ciudad de México para estudiar Medicina, tres años de angustia le bastaron para comprender que esa no era su profesión.
En ese tiempo de soledad, recuerda el INBA, Sabines pudo leer y escribir desesperadamente: la Biblia, que ya había leído de niño, se convirtió en su libro de cabecera para entender la complejidad de la condición humana; allí leyó a Neruda, Joyce, Huxley, Nietzsche, Vallejo, Baudelaire, Khayyám y Tagore.
Tras una breve estancia en Chiapas, en 1949, regresó a la capital para estudiar licenciatura en Lengua y Literatura Castellana en la Facultad de Filosofía y Letras, en el legendario edificio universitario de Mascarones, en la Ciudad de México.
En la soledad de su cuarto de alquiler, ubicado en la calle de Cuba 43. Entonces nació su primer libro “Horal” (1950). En 1951 aparece su segundo libro “La señal”. En unas vacaciones de invierno, en la casa materna, escribe “Adán y Eva”, su primer poema largo que sería publicado 11 años después.
El 21 de mayo de 1953 decidió casarse con Josefa Rodríguez, Chepita, su novia desde la preparatoria. Y se hizo cargo de El Modelo, una tienda de telas, tras ese mostrador, con la noticia del pronto nacimiento de su primer hijo, escribiría otro largo poema: Tarumba (1956), “Un canto a la sobre vivencia”, lo llamó Sabines.
En 1959 Jaime Sabines obtuvo el Premio Literario que otorga el gobierno del estado de Chiapas; a éste le seguirían más de una decena de reconocimientos, entre ellos, el Premio Xavier Villaurrutia, el Nacional de Ciencias y Artes, en la rama de Lingüística y Literatura (1983) o el Elías Sourasky (1982).
En 1994 recibió la Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República.
De vuelta en la Ciudad de México y trabajando con sus hermanos en una tienda de alimentos para animales, en 1961 publicó dos libros: Diario semanario y poemas en prosa y Poemas sueltos. Un año después la Universidad Nacional Autónoma de México decidió reunir su obra, hasta entonces escrita, en el volumen “Recuento de poemas”.
Por ese tiempo su padre enfermó de cáncer y el poeta comenzó a escribir los versos de uno de los poemas cruciales en la literatura en lengua castellana: “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”, que se publica hasta 1973. Antes ya había publicado Yuria (1967) y Maltiempo (1972).
Apareció una nueva recopilación de su obra, ahora fue la editorial Joaquín Mortiz la que publicó un nuevo recuento de poemas (1977), casi una década después la serie Cultura Populares de la Secretaría de Educación Pública hizo una reedición de este libro con un tiraje de 40 mil ejemplares que se agotaron.
En 1986, para festejar sus 60 años, la UNAM y el INBA le organizaron un gran homenaje: se impartieron diversas conferencias en torno a su figura y obra; los festejos cerraron con una lectura de sus poemas, y allí Jaime Sabines reunió, como ningún escritor mexicano antes lo había logrado, a cientos de lectores.
El poeta comenzó a combinar su vida entre “Yuria” (su rancho en Chiapas, y la Ciudad de México.
En 1987 la editorial Vervuert de Alemania publicó una antología de Jaime Sabines, que llevó por título: Dein KÜrper neben mir (Tu cuerpo está a mi lado).
Años después se publicaron otras antologías en Bulgaria, Cuba, Estados Unidos, Canadá, Chile, Francia y España; recientemente apareció una en Italia. Sus poemas se incluyen en antologías de poesía hispanoamericana editadas en más de una veintena de países.
En noviembre 1989, durante un viaje a Chiapas, resbaló en un pequeño escalón y se fracturó el fémur de la pierna izquierda. A partir de entonces la enfermedad comenzó a golpear su cuerpo que sufrió cerca de 40 operaciones.
En la última década pasó la mayor parte de su vida en casa, convaleciente por la enfermedad. Sin embargo este poeta que canta a la muerte para celebrar “la hermosa vida”, accedió en el último lustro a ofrecer varios recitales de poesía dentro y fuera del país, a los que asistieron multitudes.
La fama atrapó al poeta pese a la discreción con la que él había llevado su vida y obra.
El viernes 19 de marzo de 1999, cerca de las 11:30 de la mañana, murió Jaime Sabines, víctima de cáncer, bajo los cuidados de su esposa Chepita y sus hijos Julio, Judith, Julieta y Jazmín.