La ciber-egolatría de los gobernadores en México se infla gracias a los bots.
La político en México se ha “modernizado”. O por lo menos conviven dos mundos: el del tradicional acarreo de torta y frutsi para aplaudir a los gobernadores y el ahora novedoso, “acarreo cibernético”.
Estas apreciaciones se desprenden de un análisis realizado por la firma Forbes, la cual puntea a los gobernadores con más cuenta “fake”.
El término fake en la jerga de internet originalmente significaba un “archivo falso” pero por extensión se refiere a los usuarios falsos que se crean personajes de la vida pública, políticos, marcas, para “inflar” sus cuentas de redes sociales y contar con un mayor tráfico y posicionamiento en los índices de medición.
El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, cuenta con 182 mil 845 seguidores en Twitter. Y se encuentra en la posición 21 del ranking Fake de Forbes. Tiene  73% de seguidores reales.
Porcentualmente en el número de seguidores reales lo supera el gobernador del estado de Tlaxcala, Mariano González Zarur quien cuenta con 0.8k de seguidores. Y un 92% de los seguidores son reales.
En este sentido, están mejor posicionados, señala el ranking Fake de Forbes el gobernador de San Luis Potosí, Fernando Toranzo Fernández y el de Yucatán, Rolando Rodrigo Zapata Bello: “El único gobernador con una proporción deseable de seguidores sería el de Tlaxcala, aunque es el que menos número de seguidores ostenta, seguido de su homólogo de San Luis Potosí, no sin precisar que éste ocupa la cuenta del gobierno estatal para difundir sus actividades. Finalmente, el mandatario de Yucatán, Rolando Zapata, cuenta con una proporción de seguidores reales aceptable.”
El análisis que presenta Forbes se hizo con la herramienta TwitterAudit: “Mediante el uso de la herramienta TwitterAudit se identificó la proporción de seguidores no reales con que los gobernadores nutren sus cuentas de Twitter. La referida toma una muestra de 5 mil seguidores —más que suficiente para una confiabilidad del 99% en poblaciones infinitas—, los cuales son evaluados en función del número de tweets y fecha del último publicado, así como el alcance de las publicaciones de los mismos hacia sus respectivos seguidores. Como dice la página, el método no es ni aspira a ser perfecto, pero brinda un acercamiento suficiente para dar certeza sobre sus resultados.”
Pero los gobernantes con un mayor número de usuarios “fake” son el gobernador de Hidalgo, José Francisco Olvera Ruiz y el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera.
Olvera Ruiz, cuya cuenta en Twitter es @Paco_Olvera, cuenta con 160.7 K de seguidores pero solamente el 27% de sus seguidores son reales. Ocupando la posición número 1 en el ranking fake.
Miguel Ángel Mancera Espinosa jefe de gobierno del Distrito Federal cuenta con 1.42 M de seguidores. Lo que es el número más alto de seguidores entre los gobernantes. Sólo superado por el presidente de la república, Enrique Peña Nieto quien tiene 3.2 Mb de seguidores.
Sin embargo, Mancera solamente cuanta con un 28% de seguidores reales, según la herramienta Twitteraudit.
Además, el análisis de Forbes señala que  Enrique Peña Nieto cuenta con un 29% de seguidores falsos, encabezando el gabinete con número de seguidores “fake”: “El presidente de México, Enrique Peña, es quien tiene mayor número de seguidores fictos dentro de su propio gabinete y, dicho sea de paso, también abusa de dicha práctica. ”
La información señala que el costo por bot es bajo. Es decir, comprar un bot cuesta sólo 16 centavos de peso en el mercado cibernético: “Los gobernadores de México tienen una obsesión por la popularidad, así sea ésta del tipo ilusorio. Es por esta razón que no dudan en robustecer sus redes sociales con cuentas creadas para la mera satisfacción de sus egos, en el mejor de los casos. Tan sólo en sus cuentas de Twitter, uno de cada tres seguidores totales obedece a perfiles ‘falsos’, es decir, cuentas con escasa o nula actividad que interactúan poco en la red social, así como con otros usuarios, además de los bots (perfiles que suelen limitarse a difundir un mismo mensaje en masa). Si bien el costo por seguidor falso es relativamente bajo —de alrededor de 16 centavos—, el costo social es alto, pues quienes recurren a esta práctica, según un reportaje de la BBC, también ocupan dichas cuentas como “un arma política que lo mismo sirve para apoyar que combatir propuestas y atacar a personajes críticos”.