De la estocada al último toro de La Quinta salió seriamente herido Joselito Adame, cuando lo había cuajado de pitón a rabo. Rodó el santacoloma certero y Adame fue llevado a la enfermería del Nuevo Coliseo burgalés. Perdón, a la UVI móvil ya que el piquete tiró el quirófano en la reforma. Y allí lo estabilizaron para trasladarlo al Hospital Universitario y poderlo intervenir. El doctor Aguado no se separó de su vera. Dos treyectorias se le detectaron en el muslo derecho que más tarde se confirmaron.

 


Joselito Adame cortó tres orejas, contando con la primera que le cortó al tercero tras una faena de radiante actitud. El toro de Conradi pedía firmeza. Y al sexto lo reventó de principio a fin. Buenos lances a la verónica, un quite por lopecinas y una faena de muleta reunida e intensa frente a un toro encastado que exigió todo por abajo. Entrega total de un torero con las ideas muy claras y el alma muy despajada. Sabe lo que quiere como demostró en su paso por San Isidro y en estos.
Buena estampa lució una corrida de La Quinta –volvía a Burgos 22 años después– que tuvo como principal virtud la personalidad.
Manuel Escribano cortó una oreja tras una estocada precedida de un pinchazo. Al quinto le exprimió poniendo todo frente a un animal que se fue desfondando. De acertar con el acero hubiese tenido premio.
Abrió plaza un toro con movilidad y buenas ideas aunque no sobrado. Se desplazó con nobleza y por el derecho sacó estilo de buen toro. Y una faena de Robleño, oreja tras una estocada tendida. No tuvo opción frente al cuarto. (Tomada de El Mundo)