Con un instinto literario a flor de piel, William C. Gordon (Los Ángeles, 1937), ha escrito después de los 60 años cinco novelas en la vertiente clásica de la novela negra.
El novelista se acomoda su sombrero de ala. Habla pausadamente y con claridad en español. El escritor es conocido en el mundo hispanoamericano —amigo de Paco Ignacio Taibo II y el chileno Roberto Ampuero entre otros— donde ha sido recibido con entusiasmo.
Gordon podría considerarse un escritor tardío pero desde los seis años cuando su madre mecanografiaba el manuscrito de su padre, un predicador con aires de charlatán, El plan infinito, se imaginó que iba a ser escritor.
La acción de las novelas de Gordon transcurre en el San Francisco de la década de los sesenta. No hay artilugios tecnológicos para que la policía resuelva los asesinatos: “No quiero a las máquinas. No quiero celular. No quiero nada. Quiero que trabajen mis personajes como lo harían en los años cuarentas que los busquen y lo encuentren”.
Los personajes de la novela de Gordon renuncian a la tecnología —que han ganado protagonismo en las series policiales— para perseguir a los asesinos. Las novelas de Gordon inician en sus primeras páginas con la escena de un asesinato.
William C. Gordon visitó la ciudad de Puebla para hablar de literatura policiaca y presentar su novela. El jueves se reunió con un grupo de lectores en san Pedro Cholula y el viernes dio una conferencia en las instalaciones del IMACP.
El escritor estadounidense sigue las normas clásicas de la novela negra, quien ha participado en la semana Negra de Gijón. William C. Gordon es prácticamente uno de los últimos practicantes de la novela.
Gordon nació en Los Ángeles y aprendió español. Hizo autostop y recorrió el mundo cuando eran más fácil viajar a países como Irán e Irak para los estadounidenses.
El escritor ha creado el personaje de Samuel Hamilton, un reportero que aparece gracias a sus buenas fuentes periodísticas momentos después de que la policía ha llegado a la escena del crimen.
Hamilton aparece en sus novelas Duelo en Chinatown, El rey de los bajos fondos, Vidas rotas y El enano.
En la década de los sesenta, Gordon estaba leyendo mucha novela y mucha historia. En especial, la literatura de William Somerset Maugham. Su descubrimiento de la novela policiaca se debió a su pobreza: “Yo era pobre y eso costaba 10 centavos lo podías encontrar en el bus donde la gente lo dejaba. Mi padre se murió cuando tenía 6 años y yo no quería ser pobre y era muy activo cuando estaba estudiando leyes yo leía cinco libros a la vez.
”Escribí una novela y mi esposa me dijo que la guardara que no la podía publicar que tenía un enano pervertido y que ninguna mujer iba a querer estar con él y que porque no escribía yo novela negra, y porque sabía mucho de la ley y de lo forense”.
En sus novelas, la policía se presenta como los chuecos: “Yo no tenía mucho que ver con la policía porque no era abogado penal. De joven yo tenía mucho que ver con la policía que eran cabrones y chuecos, hijos de puta y todo lo que puedes imaginar. Yo crecí con mexicanos y los trataban como perros y yo siempre los defendí, y ahora está saliendo peor de momento, atacan a los mexicanos, a los negros, a los chinos, a los árabes”.
En la semana de la novela negra en Gijón, a donde asiste la elite de la novela policiaca, Paco Ignacio Taibo II lo presentó con halagos: “Paco Taibo ha sido muy cariñoso conmigo. El dijo que yo era el futuro de la novela negra como no lo voy a querer Santo Paco”.
Gordon prepara una novela donde aparecen zombies: “Hay un personaje en el Enano, una dominatrix ella era socia de mi padre se llamaba Dominique mi padre lo he puesto como el enano porque era un mujeriego sinvergüenza cuando reviví la novela del Enano yo decidí que la iba a publicarla para. Como tenía muchas cosas de mi padre, la dominatrix era su novia, era su padre, era bruja, era curandera. Cuando terminé ese libro me dijeron qué personaje tan increíble. Yo la puse ahí por venganza no porque la quería. En la vida real ella fue a la cárcel por magia negra y ahora sale de la cárcel y ahora estoy jugando con la idea de que sus amigos crían zombies para robar casas”.
Sus novelas han sido recibidas en el mercado en español, idioma que habla el escritor: “Mis libros fueron publicados en español y luego en inglés. Han sido traducidos a nueve idiomas. Pero uno no puede atender los 9 idiomas. Me he concentrado en portugués y en español porque me encantan y en español porque puedo seguir la traducción y luego en inglés”.
William C. Gordon cuando se encuentra en gira para promover sus libros escribe en los aeropuertos: “Por muchos años yo escribí a mano. Ahora escribo en una computadora. Ahora estoy escribiendo el manuscrito de mi último libro. Yo escribía donde podía en el avión, en el hotel. Ahora tengo mi computadora y voy a tratar de escribir algo. Ahora voy a Buenos Aires. Voy a Buenos Aires Negra, y luego a una feria internacional. Voy a la facultad de filosofía en Buenos Aires”.