En época de crisis, de violencia y de pérdida de valores, el culto al apóstol Tadeo se ha convertido en el factor de unidad de miles de católicos poblanos que llegan cada día 28 del mes al templo de San Agustín a pedir favores, pero también a dar regalos por los milagros recibidos.

San Judas, san Juditas, es la imagen más venerada en la ciudad de Puebla después del Señor de las Maravillas y la Virgen de Guadalupe, y la devoción en él crece, no sólo en el templo de la 25 Sur y la 13 Poniente, a unos metros del panteón La Piedad, el cual le fue dedicado y que resulta insuficiente el 28 de octubre, día de la fiesta grande, sino también en el templo de San Agustín, uno de los más grandes del centro histórico, donde cada mes recibe la visita de los fieles.

La misa del día 28 de cada mes se ha convertido en una tradición para los devotos, quienes se preparan para venerar a uno de los 12 iluminados, por eso lleva la flama en su cabeza, ahí piden, pero también dan.

Desde que está la misa, en el templo comienzan a repartirse dulces, panes y hasta juguetes a los niños que acompañan a sus familiares, pero ven algo distinto a la solemnidad de las ceremonias tradicionales, saben que pueden recibir algo. Dentro de la homilía, el sacerdote les explica que el apóstol no tiene poderes mágicos ni hará los milagros, pero va a interceder ante el maestro (Jesús) para que él ayude en los casos difíciles.

Con esta premisa, la ceremonia sigue, y lo mismo gente de los barrios, de clase media y universitarios se dan la mano en el saludo de paz. 

La bendición

Al terminar la misa, la gente saca sus carteras y las ofrendas para que reciban el agua bendita que arroja el sacerdote, pues aseguran que con ello no les va a faltar el sustento el siguiente mes. De pronto se da la romería, la gente comienza a regalar las ofrendas, pan de dulce, gelatinas, palomitas de maíz, lápices.

Quienes ya recibieron algún favor, como conseguir trabajo, regalan una imagen con una moneda, que puede ser de 50 centavos o hasta un peso, pero también hay quienes dan monedas de chocolate.

La necesidad del bien

Fray Juan Manuel Sanabria, sacerdote que oficia la misa, explicó que la fe en este apóstol se ha dado para diferenciar a los discípulos de Jesús, no es Iscariote, el traidor, sino que representa la otra cara. Ahora se desata una devoción de justificación al apóstol, y teniendo y experimentando favores, ahora es una gran religiosidad popular para darle culto.

Explicó que en la primera capilla, ubicada al lado izquierdo del templo de San Agustín, se instauró, hace más de 45 años, y la comunidad comenzó a adornarla y le fue dedicada a San Judas Tadeo.

Para el sacerdote el motivo es justificar al bueno del malo, señalar que lo primero es lo que va a triunfar. Recordó que desde su época de seminarista ya era muy grande la devoción a uno de los 12 iluminados

La fe

En entrevista, Sonia señala que su devoción hacia San Judas Tadeo surgió a raíz de que no podían operar a su mamá; llevaba un mes sin que la atendieran, y un día volteó y lo primero que vio fue la imagen del santo. Fue para ella su última salida, para pedirle que la ayudara, y se encomendó a él con mucha fe; por ello, al recibir el favor, ahora propaga la devoción al santo.

Aseguró que ese día su mamá fue operada de pie y sanó de manera milagrosa, entonces sigue con ella y por ello cada día 28 del mes acude al templo, y lleva medallas o pulseras. Para Sonia otro milagro es que a la gente que ha invitado para que le rindan culto al apóstol acude y se vuelve devota del mismo.

El milagro

María Eugenia asegura que ella recibió un milagro hace más de treinta años, y hay cosas que la ciencia tal vez no puede explicar. Comentó que su hijo nació el 15 de julio de 1981, estuvo enfermo por siete meses, y el 26 de febrero de 1982, día de su cumpleaños, acudió a la iglesia de Santa Catarina y se lo ofreció al apóstol.

Aún recuerda su petición: “Señor, si no va a ser para mí, llévatelo”. Comentó que ya había gastado en médicos, hospitales y seguía enfermo. Al salir de ahí, llevó a su hijo al Centro de Salud de emergencia, y con 10 pesos un médico lo curó.

Tras lo que considera un milagro, reveló que desde entonces tiene mucha fe en San Judas Tadeo, ya que fue él quien lo alivió, se lo ofreció de tres años y ahora que su hijo tiene más de treinta años ofrecerá a sus nietos vestidos de San Judas Tadeo.