Este 28 de agosto se celebra el día de San Agustín y en la parroquia en su honor, ubicada en la 3 Poniente y la 5 Sur del Centro Histórico de la ciudad de Puebla, el fervor católico se desborda, la verbena popular se manifiesta y las leyendas de miedo resurgen al interior del templo.
    
El templo de San Agustín es una construcción del siglo XVI, pero además del fervor por dos grandes santos de la iglesia católica, San Judas Tadeo y San Agustín, también guarda en su interior leyendas de miedo y terror, que acompañan ese monumento histórico de la capital poblana.
    
El templo de San Agustín sufrió severos daños con el sismo del 15 de junio de 1999 y parte de la torre principal quedó dañada, pero con la restauración del INAH, la parroquia retomó su normalidad.

Construido en una estructura muy sólida
    
En entrevista para Intolerancia Diario, fray Juan Manuel Sanabria Vergara, prior del convento de San Agustín, dijo que la estructura de la iglesia es “monumentalmente fuerte y desde los muros hasta su capacidad de resistencia, son increíbles”.

Reveló que hoy en día, la estructura está bien, porque en los sismos “se cayó lo más alto… sacudió arriba y se vino abajo una parte de la torre y naturalmente una cuarteadura de los arcos, por la magnitud del sismo, pero estructuralmente no la dañó”.

Recordó que los agustinos son la tercera orden que llegó a Puebla, “nos establecemos después de los franciscanos y dominicos, llegamos y establecemos este convento en el siglo XVI”.
    
Dijo que desde su construcción, toda la estructura es muy sólida, es muy buena, aunque siempre va deteriorándose por la falta de mantenimiento, porque es un monumento histórico, “sabemos que le ha faltado mantenimiento, pero ahora no tiene daños fuertes”.
    
Reconoció que la torre quedó con refuerzos, de hecho tiene una estructura metálica por dentro, “en la última parte y en el último cuerpo hubo la necesidad de hacer una estructura metálica y todo el corazón es eso, una estructura metálica”.

Un convento apoyado por los feligreses
    
Cabe mencionar que la cúpula del templo de San Agustín, tiene como singularidad que está construida a base de talavera, porque según el padre Sanabria Vergara, en el bombardeo de los franceses, la aboyaron, la perforaron y desaparecieron todo el muro del fondo, “los cañonazos y los morteros de los franceses venían de San Juan hacia acá y el objetivo era conquistar la plaza central, nuestro zócalo”.

“San Agustín fue la fortaleza, aquí fue la defensa, entonces los bombardearon, perforaron por todos lados la cúpula y después cuando terminó todo aquello, los padres convocaron a la gente para que trajeran talavera para reconstruir la bóveda”, relató.

Entonces, recordó, trajeron todo tipo de talavera, desde letreros de calles, lápidas de familias, hasta letreros de callejones y epitafios, “es un collage hermoso de todo aquello que se recolectó en el siglo XVIII después de la batalla y así se reconstruyó”.

Es por eso, que quien vista el lugar encuentra que es una cúpula que tiene hasta cuestiones muy históricas y pintorescas, pero es una reconstrucción de la gente que trajo su talavera para reconstruirla.

Leyenda de los frailes en procesión

La leyenda urbana cuenta que en el templo de San Agustín, espantan todo el tiempo, ante lo cual, el padre Juan Manuel Sanabria Vergara, asegura que todos los templos antiguos tienen sus leyendas y sus tradiciones.

Desmintió que ahí espanten, “yo vivo muy tranquilo, de hecho admiro la paz del templo, pero hay entierros por todos lados, el INAH encontró hace 10 años, entierros entre muros, entonces hay mucho de esto, pero yo supongo que es la leyenda”.

Reveló que los años que ha vivido en San Agustín es una paz increíble, aunque reconoció que están esas leyendas, “dicen del túnel que pasa, que corre, pero no lo he encontrado, dicen que nos asustan, pero en lo personal nadie me ha asustado, corren esas leyendas por la tradición, por las costumbres”.

Reveló que esas leyendas se cuentan por lo que ha sucedido, “como sacerdotes que han muerto aquí recientemente”, entonces dicen que el espíritu anda por ahí, pero sus espíritus están en paz y las leyendas corren.

Cabe mencionar que el mito más recurrente es la aparición de sombras, los visitantes dicen que ven las sombras de los frailes que se proyectan por todos lados, que caminan en procesión, que los ven y que escuchan los coros, eso es lo que más se rumora.

Lo cierto, reconoce el prior del templo de San Agustín, es que el lugar tiene una paz sepulcral desde las 9 de la noche y el único ruido que se escucha es de algún auto que pasa,

“La gente atribuye los jardines, las sombras, que hay esos fenómenos, pero son leyendas, es lo que el pueblo dice”.

San Agustín, doctor de la iglesia

Cuando lees a Agustín no te parece leer a una persona de hace mil 600 años, más bien, parece que lees a una persona que conoce tus aciertos, tus debilidades y te está aconsejando, San Agustín es actual por eso, porque no parece que leas aquel que escribió en el año 400 sino parece que es alguien que te está escribiendo contemporáneamente, es la frescura de sus textos.

El padre Juan Manuel Sanabria Vergara, recordó que los últimos papas, bastante estudiados y muy devotos a los padres de la iglesia, han hablado mucho de San Agustín, sobre todo por la influencia que tuvo, desde el siglo IV hasta nuestros días.

Y afirman, dice, que San Agustín, personaje de gran influencia, de gran mensaje y de gran invitación para el hombre contemporáneo es definido como: “el siempre antiguo y siempre nuevo”, por su influencia espiritual, psicológica y social que genera, pero además, es el doctor de la iglesia, por sus escritos, por la gran cantidad de doctrina que nos deja.

De lo religioso a lo pagano

En la fiesta de San Agustín, también se mezcla la cultura popular, porque cada año, el 28 de agosto la calle 5 Sur, es invadida de comerciantes que venden antojitos mexicanos, postres, pan de fiesta y diferentes productos que son del agrado de los miles de visitantes.

Juan Pérez, un vendedor de dulces, dijo que las fiestas de San Agustín, parece pintar bien por el momento, la gente empieza a circular y esperemos que la venta sea buena, “vienen bastante gente, hace un año vino bastante gente, esperamos que este año no nos llueva y que las ventas sigan igual”.

Reveló que hasta el medio día del viernes, todavía no les decían el cobro por el espacio ocupado para vender sus productos, pero recordó que hace un año fueron 300 pesos, “pero no sé este año cuánto nos vayan a cobrar, pero lo de las ventas es un albur, porque si llueve, la gente no viene”.

La señora Martha Gutiérrez, recordó que el año pasado hubo mucha venta, por eso confía en que se van a terminar las chalupas que vende afuera del templo, “el año pasado terminamos muy temprano, esperamos que este año también”.

Ana reveló que iniciaron las ventas con el pie derecho y espera que al final del día sean buenas, porque la feria es visitada por mucha gente, “no tengo los costos, porque yo soy trabajadora, pero sé que se paga algo al ayuntamiento”.

Elisa Meléndez, dijo que prevé una buena venta este 28 de agosto, porque los anteriores han estado bien y la ventaja es que no es muy caro, “todavía no nos dicen cuánto pagaremos por el espacio, pero pienso que es un poco barato porque le pagamos al ayuntamiento, es el que pasa”.

Finalmente, Trinidad Cosme, prevé que la feria sea de grandes beneficios para todos los comerciantes, aunque mucha gente está gastada por el regreso a clases, “pero esperamos que nos vaya muy bien en esta feria, sobre los precios que pagaremos no los conozco, pero le pagamos a la líder de la Unión de Antojitos Regionales”, finalizó.