En una ceremonia solemne, el claustro académico de la Universidad Mesoamericana le otorgó el doctorado honoris causa al ingeniero Alberto Jiménez Merino.
El académico y político poblano recibió la toga y el birrete de doctor Honoris Causa de la Universidad mesoamericana por parte de Salvador Calva Morales en el paraninfo de la institución reconociendo la trayectoria profesional del ingeniero, su trabajo en el orden público y su cercanía con la sociedad civil.
El ingeniero, oriundo de la mixteca, rememoró sus orígenes al citar que nació en el sur del estado en el municipio de Tecomatlán. En su niñez, relató Jiménez Merino: “Fui pescador en el río Mixteco. Fui acarreador de agua para la casa.”
Alberto Jiménez Merino afirmó que su vida la ha dedicado al servicio público porque aprendió los valores del servicio en su hogar.
“Servir es mi misión y nunca, jamás, mentiré para arrancar el aplauso fácil”, expuso Jiménez Merino visiblemente emocionado por la distinción obtenida por su trabajo a favor del campo poblano y sus aportaciones a la academia.
El ingeniero agrónomo afirmó que recibió una educación con principios y valores de sus padres.
El especialista en temas del campo afirmó que su actuar en el servicio público, se ha enfocado en servir a los demás porque el poder político-administrativo no es para servirse de él, exigió el funcionario.
La solemne ceremonia inició con las estrofas del himno nacional y honores a la bandera por parte de soldados del ejército mexicano. Un trío de música de cámara —en una plataforma colocada exprofeso— creó la atmósfera idónea para la ceremonia deleitando a los asistentes.
Miembros del claustro académico de la Universidad Mesoamericana relataron la historia de los doctorados honoris causa, remontándose al filósofo y padre de la iglesia, Santo Tomás de Aquino, y explicaron el simbolismo y los orígenes de la toga y el birrete para quienes reciben la elevada distinción que otorga la universidad Mesoamericana.
Jiménez Merino expresó que su conocimiento de la naturaleza, su cercanía a los recursos naturales cuando fue era niño definieron su vocación y su compromiso con el servicio público.
“Esas dos acciones en mi niñez me sirvieron de puntal para estudiar y elegir la carrera de ingeniero agrónomo. Y el destino puso en mi camino el poder ingresar a la Universidad de Chapingo. Y ahí cristalice esos sueños e ilusiones de mi niñez”.
El académico poblano, exrector de la Universidad de Chapingo, expresó que fruto de esta vocación es el libro “Agua para el Desarrollo”, que se ha presentado en varios países.
Además, su cercanía con la naturaleza en la niñez desarrolló en él una visión para la acuacultura para las regiones ribereñas, y una preocupación por los recursos naturales e hidrográficos.
“Por ello, llevaré en lo más alto esta distinción. La honraré con la palabra y en la actuación de mi vida”.
Entre los invitados se encontraban el dirigente estatal del PRI, Victor Gabriel Chedraui; el diputado del PRI y presidente de la mesa directiva de la Comisión Permanente, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Por su parte, en respuesta a los planteamientos de la trayectoria de Jiménez Merino, el doctor Salvador Calva expresó a nombre de la comunidad de la universidad Mesoamericana su reconocimiento a Jiménez Merino comparándolo con su propia infancia: “Los orígenes de Alberto me hicieron recordar también mi infancia. Alberto pescaba y acarreaba agua y yo desde los cinco años aprendí ayudar a mi padre en el parto de las vacas.
”Alberto se graduó de ingeniero agrónomo y un servidor de médico veterinario.
Su aportación al campo. Los convenios internacionales en Europa, África, Centro y Sudamérica. Los invernaderos, forrajes, bambú, que logró implementar en el Estado. Los libros que ha escrito.
”Por eso y por su bondad de hombre, su mano amiga, llevaron a que la Universidad Mesoamericana le otorgara el doctorado”.
El ingeniero Alberto Jiménez Merino recordó los momentos que lo forjaron como profesionista y reconoció a las personas que lo acompañaron en su formación profesional y académica.
Jiménez Merino agradeció la educación y formación que le inculcaron sus padres Miguel Jiménez Veliz y Águeda Merino Córdova; el respaldo y cariño de su esposa Cristian Guzmán de Jiménez; sus hermanos Juan Nabor y Héctor Jiménez Merino.
Además, reconoció también a su mentor Rubén Luis Meneses, quien le dio casa y alimentación en Tlaxcala para que estudiara la secundaria. A don Abelardo Sánchez Guzmán, quien lo guió y orientó. A Francisco Álvarez Lazo, quien tuvo el primer agro parque en Esperanza. El delegado de la Sagarpa, agradeció a Jorge García de la Cadena, a Francisco Priante y Amado Martínez.