“El mejor regalo que me pudo dar Diosito es tener la oportunidad de ser mamá”, escribió en su muro de Facebook Paulina Camargo Limón el martes 25 de agosto, ese post sería el último. 

La joven tenía 18 semanas de embarazo, pese a la oposición de José María Sosa Álvarez, quien en más de una ocasión le propuso abortar. Paulina se negó. 

José María se alejó de Paulina; fue hasta la semana pasada cuando la contactó. La citó el martes, por la tarde, a una clínica de obstetricia ubicada en Plaza del Sol, para ver como transcurría el embarazo. Sin embargo, Paulina ya no regresó a su hogar.

Esa noche sus familiares alertaron sobre la desaparición de Paulina, a través de las redes sociales solicitaron el apoyo de la ciudadanía; al día siguiente la Procuraduría General de Justicia emitió la Alerta Amber.

La PGJ comenzó las investigaciones y llamó a comparecer a José María y a Arturo Villegas, amigo de Camargo Limón. Sosa Álvarez, estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad del Valle de México, declaró; sin embargo, cayó en una serie de contradicciones. Fue la tarde del sábado cuando confesó el homicidio.

 José María secuestró y golpeó por media hora a Paulina, para después estrangularla y arrojar su cuerpo a un contenedor de basura de la Unidad Habitacional La Margarita.

“Desafortunadamente, mi hija falleció. La asesinó. La privó de su vida en su casa, allá en La Margarita”, fueron las palabras de Rolando Camargo, padre de Paulina.

José María ingresó al Cereso de San Miguel alrededor de las 22: 30 horas. El cuerpo de Paulina aún no aparece.

 

La indignación

 

Tome nota

Los feminicidios en Puebla lejos de disminuir, aumentan. En 2014 dos casos estremecieron a los poblanos, el primero fue el de Karla López Albert, al igual que Paulina, estaba embarazada. Su expareja, Manuel Forcelledo Nader la asesinó en febrero. 

El segundo caso es el de Iraís Ortega Pérez, estudiante de Cultura Física de la UAP. A la joven la encontraron sin vida en una maleta, tenía siete meses de embarazo.