Los aficionados del equipo de fútbol Puebla se arremolinaron para comprar los boletos del partido de ida de la liguilla, en el que el equipo camotero enfrentará a los diablos rojos del Toluca. 

Algunos de los aficionaros aseguraron que se encontraban haciendo fila para comprar los boletos desde las 7 de la mañana, a pesar que los boletos se empezaron a vender hasta las doce del día.
    
Empero, en las inmediaciones de El Chiquihuite, también se presentaron alrededor de 300 vendedores de cemitas, que acudieron para exigir audiencia con la directiva y que les permita vender adentro del estadio, como lo hacen desde 1968 e incluso algunos de ellos, desde que el fútbol se jugaba en el estadio Zaragoza.
    
“Si no nos abren la posibilidad de vender vamos a cerrar el estadio”, dijo la señora Guadalupe Sánchez, “nos vamos a manifestar y no le vamos a dejar hacer el partido, eso es lo que vamos a hacer porque no nos pueden dejar sin trabajar”, agregó.

Reveló que tiene muchos años, que llegan al estadio a trabajar honradamente y de esa forma, ganarse el sustento de cada día, “por eso no nos pueden hacer esto, de dejarnos sin trabajo, porque necesitamos que nos permitan el acceso para trabajar honradamente, de lo contrario nos vamos a manifestar y lo vamos a cerrar”.

Aseguró que los más de 300 vendedores de cemitas, que antes trabajaban a interior del estadio, están dispuestos a cerrarlo, “de entrada, nos vamos a manifestar para que nos dejen trabajar”.

En 1997 ya nos quisieron dejar fuera de la jugada

Los vendedores de cemitas, recordaron que en el año 1997, “ya nos hicieron esto”, porque llegó el hotel Aristos y nos hizo lo mismo, pero llegamos a un acuerdo y nos dejaron entrar a vender y ahora en este momento nos dijeron que podíamos regresar para vender y ahora no nos reciben”.

Guadalupe Sánchez, recordó que en 1997, se manifestaron, hasta que cerraron el estadio con pancartas y sí los dejaron entrar y les permitieron vender, “pero el día de la inauguración, el 18 de noviembre, lo íbamos a hacer, pero nos dijeron que venía el gobernador y no quisimos hacer un escándalo”.

Empero, reveló que ahora, lo que piden es que los dejen trabajar, pero no hay apertura ni diálogo de las autoridades ni de la directiva del estadio, “ellos saben que no somos puestos fijos, somos vendedores ambulantes de 4 o 5 horas y nos retiramos, por eso no es justo que nos dejen fuera del área, somos gentes honradas, no andamos robando y no es posible que de buenas a primeras venga otra gente y que se adueñe del estadio”.
    
Por eso, afirmó que si los dejan trabajar, a lo que los están orillando es a cerrar el estadio, “porque no se vale que gente ratera, los encierran y los dejan libre y nosotros ganado el pan honradamente y nos dejan fuera de lugar”.

Reunidos afuera de las taquillas, en espera de respuesta para abrir el diálogo, dijeron que el producto que vendieron adentro el día de la inauguración, está carísimo, “porque lo único que les dan es de beber, pero de comer no hay nada y lo poquito que hubo no se abastece para darle a todos”.
    
Por lo anterior, dijeron que les urge que les den una respuesta, “porque tenemos hijos que estudian”, pero no quieren atenderlos, pero los que vendieron el miércoles alteraron los precios y la gente salió molesta, “muchos nos quedamos a vender afuera y vimos la gente salió enojada”.
    
Fernando García, otro de los vendedores tradicionales de cemitas adentro del estadio, antes de la remodelación, reveló que el día del partido inaugural, las cemitas se vendieron a cien pesos y las papas costaban hasta 70 pesos, “y la gente no está acostumbrada a pagar tan caro”.
     
Recordó que están en el estadio Cuauhtémoc, desde 1968, pero eso, al gobierno del Estado ya no le importa, “porque lo que busca, es hacer más ricos a los ricos y al pobre hacerlo más pobre”.

Permitieron vender a precios elevados
    
Por su parte, Jaime Barrientos, reveló que el pasado 18 de noviembre, el gobierno del Estado permitió vender a personas que nada más entraron a hacer maldades, porque elevaron demasiado los precios y la gente se quejó.
    
Por eso, dijo que “nosotros somos pioneros de la venta adentro del estadio, tenemos más de 25 años vendiendo aquí, por eso no se vale que gente que no es de aquí venga a meterse y nos haya quitado el pan, muchos de nosotros dependemos de esas ventas, tenemos hijos estudiando, no se vale que lleguen y nos quiten”.
    
Recordó que les aseguraron y prometieron que después del partido de inauguración iban a entrar a vender al estadio, “por eso, respetamos ese acuerdo y nadie hizo nada, pero dijeron que al empezar la liguilla nos iban a abrir las puertas, por eso esperamos que sostengan su palabra, pero hasta ahorita no nos han atendido, por lo menos pedimos que nos atiendan por educación”.

En espera de respuesta de la directiva
    
Por su parte, la señora Gabriela, dijo que insistirán en buscar una respuesta de la directiva del equipo de fútbol, “que nos digan qué pasó, si nos van a dejar entrar, porque somos más de 300 vendedores de cemitas, de chicharrines y de botanas, la verdad contamos con que nos dejen entrar”.
    
Dijo que desde el pasado 18 de noviembre, acuden al estadio, de día, tarde y noche, pero no los han atendido, “y ellos saben que es nuestra fuente de trabajo, somos más de 300 personas los vendedores de adentro, le pedimos que le diga al gobernador que nos deje vender, que no nos deje sin trabajo”.

Afirmó que están en espera de una aprobación para realizar la venta de cemitas adentro del estadio, “no somos unas personas que andamos robándole a la gente, al contrario, nos estamos ganando bien el pan, con el sudor de nuestra frente, pero no nos han abierto la mesa de diálogo y parece que ya no va a haber cemita, pero nosotros queremos entrar a trabajar”.