El mantener un contacto directo con la población para conocer las necesidades de la población de municipios alejados de obras faraónicas y el progreso citadino, llevó a Ana Teresa Aranda Orozco a Zacapoaxtla en donde escuchó –en la plaza de armas– atentamente las demandas y las necesidades de esa comunidad serrana. Además puso en marcha su casa de campaña.

La candidata independiente a la gubernatura de Puebla durante su recorrido arribó al tianguis en donde convivió con los mercaderes y consumidores para comprobar las carencias de ese importante polo económico de Zacapoaxtla prácticamente olvidado por el morenovallismo.

Aranda Orozco empeñó su palabra a los pobladores en el sentido de sacarlos del olvido gubernamental a través de políticas serias que impulsen el crecimiento económico de la población porque es increíble que una zona rica en productos naturales para el consumo no tenga el apoyo de las autoridades en turno.

Antes de pedir el respaldo para triunfar en la jornada electoral gubernamental de junio solicitó a la población con la que convivió a lo largo de su recorrido meditar si quieren continuar viviendo en el olvido gubernamental o progresar verdaderamente con una administración honesta, responsable, trabajadora y dispuesta a trabajar en beneficio de la población de la Sierra Norte del estado.

Conocedora de los problemas que los pobladores tienen para comerciar sus productos, la candidata independiente fue incisiva, al sostener que su gobierno realizará planes de trabajo dinámicos para lograr que los productos de Zacapoaxtla salgan a la venta a otros municipios sin temer a perder los recursos invertidos.

En ese sentido, la independiente Aranda Orozco puntualizó a pobladores de Zacapoaxtla que pondrá marcaje personal en el rubro de la seguridad para que la comunidad recupere la confianza en las autoridades y trabajará para devolverles la dignidad perdida en lo que va del sexenio porque solo bajo un clima de paz el municipio serrano recobrará la importancia perdida.

La inauguración

Después de inaugurar su casa de campaña con carácter de responsabilidad social, Ana Teresa Aranda Orozco conminó a los pobladores de Zacapoaxtla a ser parte de la historia viviente de Puebla cómo fueron sus antepasados en la batalla del 5 de Mayo de 1862 en la que se vistieron de gloria al derrotar al supuesto mejor ejército del mundo, el francés.

El horizonte electoral de la candidata independiente no ve ninguna diferencia entre esa ocasión histórica en la que los zacapoaxtlas vencieron al tirano emperador francés de esa época con Rafael Moreno Valle Rosas.

Es momento –puntualizó– en hacer frente en la batalla electoral al tirano (Moreno Valle) para recobrar la grandeza poblana perdida por el olvido de un gobernante insensible a las demandas esenciales de la población que quiere salir del anonimato y quiere recuperar la dignidad arrebatada por la administración estatal.

Ana Teresa Aranda apremió a sus simpatizantes presentes (físicamente) y moralmente a la distancia por temor a convertirse en perseguidos políticos no dejarse amilanar ante los amagues del morenovallismo porque sería darle la razón a una persona que no ha tenido los argumentos para gobernar un gran estado como Puebla.

Conocedora de los campos de batalla políticos, la llamada Doña no quiere que sus seguidores bajen el pulso en las tareas encomendadas, pero sí quiere que manejen la presión de forma positiva en contra del autoritarismo del gobernador Moreno Valle.

El nerviosismo del gobernante es evidente porque en cada evento que realiza Ana Tere –dijo– se presentan los llamados informantes para revelar las acciones de la candidata que lo derrotará en la elección de junio.

Siempre optimista, Aranda Orozco mantendrá el paso en los principales municipios de Puebla y distritales para demostrar que con recursos mínimos bien invertidos se puede ganar una gubernatura.

Las visitas a comunidades olvidadas por el morenovallismo no serán relegadas durante la contienda porque se trata de elevar el nivel de vida de los poblanos en lugar de hacer obras de relumbrón que han endeudado a los poblanos hasta por cuarenta años.