El ambiente político brasileño sigue siendo explosivo. Todo el mundo espía a todo el mundo y todos se traicionan. Una nueva conversación, grabada y filtrada a la prensa, entre un ex alto cargo de una empresa ligada a Petrobras e investigado por corrupción y el presidente del Senado, Renan Calheiros, también investigado ha vuelto a cuestionar la credibilidad del Gobierno interino de Michel Temer. En la grabación Calheiros se dice partidario de que, tras el impeachment de Dilma Rousseff, la justicia mude su modo de actuar.

El ex alto cargo es Sérgio Machado, exdirector de Transpetro, una empresa encargada de la logística de Petrobras. No es la primera conversación grabada por él que sacude el país. El lunes pasado, Folha de S. Paulo divulgó otra charla entre él y el entonces ministro de Planificación, Romero Jucá. En ella, Jucá insinuaba que la salida de Rousseff serviría para frenar las investigaciones judiciales. Jucá dimitió el mismo lunes. Machado grabó las conversaciones en marzo, poco después de que Lula fuera detenido, cuando el juicio político se cernía ya como una amenaza contra la presidenta y cuando él mismo era perseguido por la justicia, que le ofrecía una rebaja de la posible pena a cambio de delatar a más integrantes de la trama. Calheiros, del Partido do Movimento Democrático Brasileiro (PMDB), de centro derecha, el mismo que Temer, le responde: Pero para eso, no podrá negociar su pena a cambio de delaciones quien esté encarcelado.

En Brasil, el juez rebaja la pena de aquel encarcelado que se acoge a un acuerdo y cuyo testimonio y denuncias son pertinentes e importantes para ayudar a dilucidar un caso complejo. Así que lo que sugiere Calheiros es clave, ya que ese sistema de delaciones en cadena ha permitido al juez Sérgio Moro, peldaño tras peldaño, alcanzar las más altas cotas de poder corrupto en el país, relacionado con Petrobras.

Más allá de las opiniones de Calheiros, la conversación da cuenta del estado de paranoia y de pánico que la clase política brasileña, buena parte implicada en el Caso Petrobras, experimenta. El mismo Machado revela que el Fiscal General Rodrigo Janot le persigue para que se acoja al acuerdo de delación: Me está queriendo seducir, joder. ¿Quién?, le pregunta Calheiros. El tipo de aquí, el Janot. ¿Y ya te ha mandado algún aviso? Sí. En otra parte de la conversación, Calheiros asegura que si el empresario de la construcción más poderoso del país, Marcelo Odebrecht, actualmente encarcelado, acusado de sobornar a altos cargos de Petrobras y a políticos para obtener contratos de la petrolera, se aviene a delatar a cambio de años de pena “se van a ver las cuentas”, en referencia, quizás, a la campaña electoral de Rousseff.

Machado es más explícito: Si Odebrecht habla no se escapa nadie de ningún partido Del Congreso, si se libran cuatro o cinco diputados, ya sería mucho. De los gobernadores, ninguno. Más adelante, Machado le pregunta al presidente del Senado por qué Rousseff no dialoga con los magistrados del Tribunal Supremo para evitar el impeachment. Calheiros responde: Porque están cabreados con ella. Ella me dijo Renan, recibí aquí a Lewandowski [Ricardo Lewandowski, presidente del Supremo Tribunal Federal] para hablar con él sobre una salida para Brasil, sobre la necesidad de que el Supremo se convirtiera en guardián de la Constitución. Y Lewandowski sólo quería hablar de un aumento de salario, es una cosa increíble. Calheiros aseguró el martes en un comunicado que nunca ha insinuado “que se trate de interferir en las investigaciones judiciales.