La caridad y la misericordia deben ser el signo de credibilidad de la Iglesia en el mundo de hoy, en un mundo donde priva el egoísmo, el materialismo, donde se quiere tener más y más cosas, donde somos injustos, señaló el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Octavio Ruiz Arenas, quien presidió junto con el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, misa en Catedral para celebrar la solemnidad de Corpus Christi y envió un mensaje a los fieles.

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Durante la misa, se llamó al respeto y se advirtió que cuando vivimos en un ambiente de violencia el Señor nos dice: “Ustedes como cristianos tienen que vivir en el amor, dar ejemplo y transformar a la sociedad”.

La celebración del Corpus Christi mezcló las culturas en la Catedral, donde se instaló un tapete con fruta y verdura para pedir por las buenas cosechas este año, además estuvo el nahual acompañando a los danzantes, mientras el arzobispo pidió entender el significado del sacrificio.

Fueron al menos dos mil personas que entre alumnas de colegios católicos, representantes de agrupaciones católicas y los danzantes de Huahuaxtla, comunidad cercana a Zacapoaxtla que tocaron la chirimía en honor al cuerpo de Cristo.

En el interior del templo, el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Octavio Ruiz Arenas, llamó a los fieles a entender el sacrificio y ser mejores personas para entender el significado de la festividad del Corpus Christi, esto ante cientos de poblanos que participaron este jueves en la Catedral de Puebla durante la celebración del jueves de Corpus Christi.

Junto con el arzobispo Víctor Sánchez, el representante de la santa sede celebró la solemne fiesta del cuerpo y la sangre de Cristo, en donde recordó que esta es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios ha hecho a las personas, para quedarse con nosotros, después de su ascensión.

En la homilía resaltó la importancia de la Eucaristía, y que el Evangelio siempre mira a la unidad de la familia humana, "una unidad no impuesta desde lo alto, ni por intereses económicos o ideológicos, sino a partir del sentido de responsabilidad de los unos hacia los otros".

Expresó que los cristianos que se reconocen miembros de un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, han aprendido y aprenden constantemente que compartir "es el camino de la verdadera justicia".

Destacó que por todo lo anterior y por amor a Cristo los cristianos deben trabajar de manera especial en la construcción de una sociedad justa, solidaria y fraternal.

Expresó que la fiesta del Corpus Christi, con sus tradicionales procesiones por las calles de pueblos y ciudades, es la manifestación de que Cristo resucitado camina entre los hombres y que los cristianos pretenden manifestar "abiertamente" que el amor de Cristo "no está reservado solo a algunos, sino que está destinado a todos".

Sobre el sacramento de la Eucaristía, dijo que la transformación del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo es fruto de la entrega que Cristo hace de sí mismo, “un don de amor más fuerte que la muerte".
 
“Por ello, mientras la comida corporal es asimilada por nuestro organismo y contribuye a nuestro sustento, en el caso de la Eucaristía se trata de un pan diferente: no somos nosotros los que lo asimilamos, sino que nos asimila Él, y nos convertimos en miembros de su cuerpo, una sola cosa con Él", agregó el arzobispo.
 

Tradición y leyenda

De acuerdo con la tradición popular, el día de Corpus Christi también es conocido como el “Día de las Mulas”, ya que cuentan que un hombre llamado Ignacio tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal, y un Jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al pasar el Santísimo Sacramento en la procesión frente a este hombre, Ignacio pensó: “Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían”, y en ese mismo instante la mula del hombre se arrodilló. Por lo cual Ignacio interpretó esto como una señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio, y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía.

Mulas y panzones

En esta fiesta tradicional, que data de 1526, se acostumbraba la celebración solemne de la misa, seguida de una procesión. Los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios, esto fue lo que dio origen a la gran feria que congregaba a campesinos y artesanos.

De esta forma surgieron las mulitas, las cuales significan —al igual que la mula que tenía Ignacio— que nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios.

Al concluir la celebración religiosa, los ministros realizaron un recorrido por el atrio de la Catedral, donde encabezó una procesión con el Santísimo Sacramento, y pasando por el tapete donde había aguacates, jitomates, fruta, flores.