Derivado de que el precio de referencia estadounidense Mont Belvieu del sur de Estados Unidos para el gas licuado de petróleo (LP) ha caído 68% en año y medio, y que desde enero se abrió legalmente la importación a terceros de este combustible, Petróleos Mexicanos (Pemex) finalmente redujo sus precios de venta de primera mano a partir de abril para competir con los importadores que en cuatro meses le quitaron 30% del mercado, otorgando descuentos de hasta 25% a los distribuidores nacionales.

De acuerdo con Víctor Figueroa, presidente de la Asociación de Distribuidores Gas LP del Interior de la República (Adigas), estos descuentos se han mantenido después de abril hasta llegar a un promedio de 25%, dependiendo de la región, que puede significar hasta 2 pesos menos antes de impuestos.

La estrategia de Pemex arrancó con la circular emitida el 30 de marzo por la subdirección de Gas Licuado y Petroquímicos Básicos y la Gerencia de Logística y Suministro de la estatal, en la cual redujo a 9.08 pesos por kilogramo el precio promedio nacional de venta de primera mano del combustible para el mes de abril, en contraste con los 9.402 pesos por kilogramo que costó en marzo, a pesar de que el precio máximo para ese cuarto mes del año, emitido por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), fue de 9.401 pesos por kilogramo.

A la vez, estos ahorros se han transferido a grandes usuarios industriales y comerciales, como una estrategia de negocios rumbo a la firma de contratos de distribución de largo plazo una vez que se libere el precio, el 1 de enero del 2017, detalló el presidente de Adigas.

Pemex aseguró en respuesta a las quejas sobre una posible práctica monopólica para concentrar la oferta: Se decidió ejercer la facultad de vender a precios más competitivos. Así, a partir de abril Pemex ha otorgado algunos descuentos a los distribuidores, sin incurrir en discriminación indebida, y sin incurrir en pérdidas respecto de los costos de producción, con el propósito de incentivar sus compras, ya que, para una empresa como Petróleos Mexicanos, es muy importante asegurar el desplazamiento de la producción, porque si se llenan los almacenes de una refinería o un complejo procesador de gas, es necesario reducir la actividad de transformación, lo que impacta a toda la cadena productiva, provocando mayores costos por producción perdida.

Y como refirió el presidente de la Adigas: Nosotros por lo que hemos estado pugnando era por un piso parejo para que las pymes de retail, que abarcan 70% del mercado, no desaparecieran con la libre importación, ya que los grandes distribuidores, que también compiten con nosotros en la comercialización, pueden comprar más barato en el extranjero porque tienen la infraestructura, lo que les da una ventaja con la que no podemos competir.

Negó que por lo menos entre los agremiados de la Adigas existan quejas sobre las prácticas de Pemex.

 

Prueban el libre mercado

Según la Asociación de Distribuidores de Gas LP del Interior, los industriales del país han tomado este primer semestre del año después de la liberación de la importación del combustible como un laboratorio de pruebas rumbo al mercado, probando fórmulas para reducir costos.

Por lo pronto, la mejor oferta de venta de la molécula es la de Pemex, que tiene la infraestructura de transporte dentro del país y en puertos, pero las empresas todos los días reciben ofertas de comercializadores como Trafigura y Vitol, junto con las de refinadores del sur de Estados Unidos que pueden vender el gas en la frontera y hasta de los grandes distribuidores mexicanos que importan por cuenta propia y antes le arrendaban su equipo a Pemex.

En México se consumen 710,000 toneladas mensuales de gas LP, de las cuales, 70% son nacionales y el resto viene de importaciones que hasta diciembre del año pasado realizaba exclusivamente Pemex, pero que desde enero comenzaron a realizar los privados que arrendaban infraestructura a la paraestatal para esta actividad, ya que cuatro grupos de gaseros: Tomza, Nieto, Global Gas y Soni, manejaron por años al menos 10 terminales terrestres y marítimas, junto con el ducto Tuxpan-Atotonilco, que poco a poco han ido migrando a su propia importación ya que también son comercializadores.