En los meses previos a los Juegos de Beijing 2008, María Espinoza se acercó al muro donde se graban los nombres de los medallistas olímpicos de México. La sinaloense era monarca mundial y estaba a punto de debutar en la máxima justa deportiva. De entre todos los nombres le llamó la atención el de Joaquín Capilla, clavadista mexicano que fue a tres Juegos Olímpicos (1948-1956) y ganó medalla en todos (doble en Melbourne 1956). En unos dias, Espinoza buscará alcanzar ese rango en la historia olímpica de México.

Antes de irme a Beijing vi el muro del COM y para mí era impresionante ver sus cuatro medallas olímpicas de Joaquín Capilla, me causó mucha curiosidad. Cuando viví los juegos de Beijing y Londres fue un impulso, ahora es como un sueño personal porque siempre he tenido la idea de ir a tres Juegos Olímpicos y ganar tres medallas olímpicas, dice Espinoza, de 29 años.

María del Rosario, única deportista mexicana con dos preseas olímpicas en pruebas individuales, ganó oro en Beijing 2008, cuando llegó como monarca mundial un año antes, y bronce en 2012. Pero llegar ahí fue un proceso que comenzó practicando deportes de conjunto en la secundaria inspirada por Victor Estrada, bronce en Sydney cuando este deporte compitió por primera vez como una disciplina oficial en el programa de actividades.

Vi los Juegos Olímpicos de Sydney, era yo muy pequeña, en ese momento yo hacía taekwondo y eso me causó mucha emoción; pero la verdad nunca me imaginé hacer lo que él hizo. Yo no tenía ni idea de lo que representaban unos Juegos Olímpicos, reconoce la sinaloense, mujer a la que no me gusta ir de fiesta pero sí escucho banda.

En el camino a Río, María Espinoza admite que vive estos Juegos Olímpicos como si fueran los primeros y los últimos, ahora no me presiono, lo disfruto. Ella llegó a la cima de su deporte cuando no había petos electrónicos y la superficie de combate era un cuadrado. Ocho años después, la tecnología domina al taekwondo que repartirá medallas en peleas sobre un octágono.

Me quedo con los momentos de los podios, no es que recuerde algo pero sí es como la satisfacción de tener en mis manos una medalla olímpica, dice Espinoza mientras sonríe. Lo vivo como un sueño, y todavía no me cae el veinte de las medallas olímpicas, agrega.

La sinaloense fue a Beijing dirigida por José Luis Onofre, a Londres por Pedro Gato y ahora bajo las ordenes de Young In Bang y la asesoría del español Jesús Benito.

De Beijing recuerda el momento de espera para disputar el oro.

Estaba muy contenta porque ya tenía asegurada una medalla, pero no me distraje porque yo iba por un oro, tu nunca te preparas para una palabra o un bronce, sino para ser campeona. Me concentré y lo pude lograr, evoca.

En Londres fueron momentos difíciles por la eliminación, siempre piensas en oro y no en menos, pero cuando tuve una nueva oportunidad entendí que estaba en mis manos y salí por esa medalla. Al final, las dos las llevó en mi corazón, asegura.

Espinoza dice que cuando viaja a una competencia busca maneras de relajarse, los libros y la música son el mejor aliado. Alguien me recomendó La Reina del Sur cuando fui al Mundial de Beijing en 2007, me inspiró porque era de Sinaloa y salió de su casa. Siempre trato de leer, ése fue circunstancial porque para una competencia no es que yo escoja el libro, es lo que me llega, a ver qué me toca ahora para Río.

Soy una persona con objetivos claros que lucho por mis sueños y propósitos, me gusta vivir al límite de mi deporte y disfrutar la vida fuera de mi deporte, se describe la deportista más exitosa en la historia de México. Mujer a la que no le gusta el basquetbol y practicó futbol, beisbol y hasta voleibol. No me gusta salir de fiesta, me gusta más visitar México, me encantan sus pueblos, afirma la originaria de La Brecha, Sinaloa.

 

De casa salió hace 13 años y visita poco a sus padres.

Cuando llegó con una medalla se la doy a mi mamá y ella se encarga de guardarla, revela. Ellos se sienten orgullosos, ven a mi deporte como algo que disfruto y gane o pierda sigo siendo su hija. Mi mamá me dice que no sea sangrona, ella me jala las orejas y me dice que siempre el respeto es importante, finaliza