Mientras en Ecuador, Argentina y Bolivia generan universidades con miras a superar el crack 2030, en donde el nuevo orden mundial reinará con nuevos parámetros de calidad educativos, cuando el inglés, el chino, el español y tres idiomas más serán lenguas madres del globo, en territorio nacional, pero esencialmente en Puebla, se generan “universidades changarro, que son puro negocio, que están creciendo y creciendo pero sin resultados”.

Durante la inauguración de cursos otoño 2016 de la Universidad Iberoamericana (UIA), el investigador Axel Didriksson Takayanagui  de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), precisó que la educación universitaria en nuestro país se ha propuesto muy lenta y seguro todos los intentos de superación realizados por parte de las cúpulas se quedarán en el escritorio ante la indiferencia y falta de sensibilidad de las autoridades federales por realizar una verdadera reforma. 

“México no le apuesta a la matriz de desarrollo porque no valoriza la productividad de las personas”, detalló Didriksson Takayanagui a lo largo de su Lectio Brevis en la UIA en compañía del rector Fernando Fernández.

El espíritu de universidades verdaderas sí existe en Puebla con universidades como la UIA, el Tec de Monterrey, UAP, UDLAP, UPAEP y, alguna otra de peso académico, precisó el  Coordinador de la Cátedra UNESCO “Universidad e Integración Regional”.

“Una universidad se caracteriza por tener carreras en todas las áreas del conocimiento, hacer investigaciones, promover la cultura, generar un  vínculo con la comunidad y porque sus profesores escriben libros, sus bibliotecas cuentan con acervos bibliográficos con más de 50 mil ejemplares por área”, destacó.

“Puebla, me han contado, está en primer lugar en crecimiento de instituciones de educación superior “pero a varias de ellas no podríamos llamarlas escuelas, universidades, ni instituciones sino changarros, pero están creciendo”, lamentó.

China, ejemplificó, es una nación que, con su reforma educativa ha abierto 100 universidades de clase mundial por zonas en su territorio donde el dominio del inglés y un  par de idiomas más, son hablados como el lenguaje madre.

México demasiado lento. No cambiará

Ante ese panorama de calidad educativa y políticas públicas sólidas que evitará en sus alumnos pasar a formar parte de un plan de reparto ínfimo, Axel Didriksson lamentó que las autoridades nacionales y estatales no se enfoquen en actualizar los programas educativos y metodologías de estudio ante los cambios impostergables que se darán automáticamente en el 2030.

“En el 2030 donde ya no estaré por motivos de agenda, los cambios y las formas de buscar, de diferenciar. Pero la educación siempre estará intervenida por las nuevas tecnologías, aunque cambien las estructuras físicas y los docentes siempre tendrán que llevar una carga de investigación amplia”, vaticinó.

Ante ese horizonte cambiante vertiginoso e implacable, el investigador de la UNAM, subrayó  que el mundo está avanzando en una economía del conocimiento, no por el título que se obtiene al finalizar los estudios sino por lo aprendido que deriva en su aplicación.

“Un país como el nuestro que no le está apostando a la investigación, a la ciencia, que implica abrir brechas sociales no muestra un futuro promisorio porque para el 2030 tendremos a 18 millones de jóvenes más que no tendrán muchas oportunidades porque hoy hay instalaciones de educación superior para dar oportunidad a dos de cada 100 y con 18 millones de jóvenes ¿qué va a pasar? Tenemos jóvenes que no estudian, ni trabajan, ni bailan”, puntualizó.

En ese sentido con un poco de sentido de humor, dijo que en México el 60 por ciento de los ninis en el país son mujeres. Pero a cambio, son madres, amamantan y trabajan sin miedos.

“La ONU llama a impulsar la educación de las mujeres porque impulsarán a sus hijos. En primer lugar hay que educar a las mujeres y aquí son las mujeres las que tienen el mayor número en este indicador”, precisó.