Es común escuchar en el discurso popular la importancia de la contribución y el cambio individual para el cambio social, el famoso “granito de arena” está presente en numerosas conversaciones de personas inconformes con diversas prácticas y posturas que atentan contra la dignidad y los derechos fundamentales de los seres humanos.

Un granito de arena traducido en diversas actividades, como lo son compras a mercados locales, adquisición de productos libres de crueldad durante su elaboración, donaciones generosas hacia personas en condiciones desfavorables, marchas efusivas como forma de protesta, entre muchas otras.

Todas estas acciones, en menor o mayor medida tienen un común denominador: el ejercicio de la valentía para adoptar una acción que no es la más fácil ni la más rápida.

Se ha entendido la práctica de la no violencia como una actividad pasiva cuando no complaciente, sin embargo, de acuerdo a los principios de Mahatma Gandhi, uno de sus componentes fundamentales es precisamente esa valentía. La valentía de asumir la responsabilidad compartida por lo que aqueja a nuestro mundo y la valentía de construir alternativas para combatir las causas de las causas de estos fenómenos, aunque eso suponga redirigir nuestras acciones y soltar la expectativa de resultados rápidos y fáciles.

Así pues, es momento también de tener la valentía de verdaderamente poner el saber psicológico al servicio de nuestro mundo y de todos los seres que en él habitan, contribuyendo en la medida de los alcances de nuestra disciplina a esta aspiración.

El Día Internacional de la Paz promulgado por la Asamblea General de las Naciones Unidas representa una oportunidad para encaminar los esfuerzos de profesionistas de las diversas áreas de la psicología así como de estudiantes de las mismas hacia esta meta.

En la resolución 52/243 de las Naciones Unidas de 1999, se aclara que la paz es mucho más que la ausencia de conflictos.

Una cultura de paz es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados entre otras cosas en el respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación.

Sin embargo “las guerras nacen en la mente de los hombres”, de forma que diversas creencias, estilos de vida, formas de afrontamiento emocional y de relación con la propia actividad mental, propician que el diálogo y la cooperación necesarios para la paz no se practiquen de forma eficaz.

El desafío de la psicología es múltiple pero posee saberes y herramientas de gran utilidad para que, haciendo referencia nuevamente a la frase preámbulo de la UNESCO, sea en la mente de los hombres donde se erijan los baluartes de la paz.

El propósito de este encuentro por tanto, es dar a conocer algunas alternativas de trabajo desde el campo de la psicología, enmarcadas en la necesidad de su utilización para contribuir a la formación de una cultura de paz, así como fomentar la reflexión con respecto al quehacer psicológico y sus oportunidades de impacto actuales.

Los datos

Las Contribuciones de la psicología para la construcción de culturas de paz se realizarán el 29 de septiembre de 2016 en la Sala Audiovisual, Facultad de Psicología BUAP, desde las 09:00 hasta las 17:00 horas.

?El Número

? 34 Conferencias con expertos

A detalle

Las actividades forman parte del programa Jornadas de Paz 2016 que inicia el 21 de septiembre y concluye el 5 de octubre. Para mayor información se puede consultar la Fan Page de Facebook Psicología para la Paz o en la cuenta de Twitter @JornadasXLaPaz