La oposición venezolana, que movilizó este miércoles a decenas de miles de personas en Caracas y varias ciudades del país, decidió que no participará en el diálogo político con el Gobierno anunciado por el Vaticano y convocó a marchar el 3 de noviembre hacia el Palacio presidencial.

Además, la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó una huelga general de 12 horas para el viernes.

La MUD concretó la llamada Toma de Venezuela con sendas marchas en la capital y en una decena de entidades del interior, donde algunas manifestaciones acabaron con numerosas detenciones y varios heridos.

La movilización de Caracas estuvo comandada por el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles; el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba; el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup; y Lilian Tintori, esposa del opositor encarcelado Leopoldo López, entre otros.

Mientras, el presidente venezolano Nicolás Maduro encabezó una reunión del Consejo de Defensa de la Nación (Codena), órgano integrado por todos los poderes del Estado, y saludó una concentración chavista que se dirigió hasta el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, para manifestarle su respaldo.

Pese a la convocatoria del mandatario, el titular del Legislativo no asistió a esta reunión del Codena, que calificó como "un show" por parte del Ejecutivo en contra del Parlamento, de mayoría opositora.

Ramos Allup, en cambio, anunció que la Asamblea Nacional determinará la responsabilidad política de Maduro "en abandono del cargo", por lo que afirmó que los opositores marcharán hasta Miraflores el próximo 3 de noviembre para notificárselo al presidente.

Por su parte, el secretario ejecutivo de la MUD convocó a una huelga general de 12 horas para el próximo viernes, una medida "en protesta por la violación al derecho al voto" que busca mantener vacías las calles y al "país desierto".

Además, Capriles subrayó que la MUD no asistirá a la instalación de una mesa de diálogo con el Gobierno pautada para el próximo domingo en Isla Margarita (Nueva Esparta, este) con el auspicio de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del Vaticano.

Capriles aclaró, de esta forma, las dudas sobre la participación de la oposición en estas conversaciones que fueron anunciadas esta semana por el enviado del papa Francisco a Venezuela para estos asuntos, monseñor Emil Paul Tscherrig.

Veladamente, el opositor sugirió como condición para acceder a este diálogo que el poder electoral reanude el proceso para un referendo revocatorio presidencial, suspendido la semana pasada luego de que varios tribunales ordenaran hacerlo por un supuesto fraude cometido en una de sus fases.

Capriles, principal impulsor de esa consulta, aseguró también que el Parlamento podría concretar la declaración de abandono del cargo de Maduro el próximo martes y que esto, según dijo, "conllevaría a un nuevo proceso electoral".

Maduro reiteró a los opositores su invitación a dialogar, al tiempo que pidió al Codena recomendaciones para evaluar el tema económico y el despliegue y reconocimiento de "la Comisión de la Verdad y la Justicia" para que "aquellos que llaman a la violencia" asuman responsabilidades.

Asimismo, le solicitó a este grupo de poderes evaluar "la defensa" del país ante cualquier "intento de intervención" extranjera, pues sostiene que Venezuela es objeto de una "persecución".

El jefe de Estado también llamó a los trabajadores y empresarios del país a desatender el llamado a paro del antichavismo, algo que, señaló, busca la desestabilización y la materialización de un golpe de Estado.