Una víspera de la llegada de los Reyes Magos oscura y sombría vivió Puebla, donde quedaron en el recuerdo las aglomeraciones en centros comerciales o tianguis para ayudarlos a llegar a sus casas.

El recorrido realizado por Intolerancia Diario por el centro de la ciudad y bulevar 5 de Mayo, alrededor de la medianoche, fue muy distinto a los de otros años, cuando la alegría de la fecha se respiraba.

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Ahora el hormiguero en que se convertía la avenida 5 de Mayo, que se llenaba de ambulantes con juguetes, solo quedó en el recuerdo, con unos cuantos clientes que con toda calma escogían los artículos.

Así, sombría y fría como la noche, los comerciantes se llevaron la mayoría de sus juguetes, para una mejor ocasión.

Todo porque desde el mediodía empezó una especie de psicosis que se apoderó de la ciudad debido a que Puebla se unió a los saqueos que se han registrado en todo el país, so pretexto del gasolinazo.

Por este problema, las tiendas prefirieron bajar sus cortinas en uno de los días de más ventas en el año, a arriesgarse a perderlas por algún saqueo.

Ha estado un poco la gente asustada, pero ahí vamos, poco a poco”, dijo Erick Palacios, comerciante ambulante de juguetes, apostado a un lado de la iglesia de Santo Domingo.

—¿Como otros años?

— No, nada que ver.

—Antes no se podía ni caminar.

— Sí, a estas horas era el boom para nosotros, pero ahorita desafortunadamente la gente se fue temprano, no está.

—¿Se espantó la gente?

— Ahora sí los Reyes se escaparon, no quisieron salir a buscar.

Tenemos que echarle muchas ganas para salir adelante, nada nos debe detener, porque el miedo nos va a hacer caer, con miedo no vamos a vivir nunca”, aconsejó.

Uno por uno

Juguetron en el bulevar 5 de Mayo y 16 de Septiembre y Woolworth, en la 2 Poniente y 5 de Mayo, en pleno Centro Histórico, fueron las únicas tiendas departamentales que se atrevieron a abrir.

Pero lo hicieron bajo medidas de seguridad para evitar cualquier situación y ante la mirada de elementos policíacos apostados en patrullas a las afueras.

Juguetrón se dio el lujo de dejar pasar a uno por uno de sus clientes, quienes esperaron pacientes de media a una hora, para cumplir con la ayuda a los Reyes Magos.

Es que al ser una de las pocas tiendas abiertas, se pudo dar este lujo e intensificar sus medidas de seguridad.

En el lugar se vieron a decenas de personas esperando, mientras unos veían con envidia a otros clientes que salían con juguetes y hasta bicis.

—¿Cuánto tiempo esperó?

—Como 30 minutos más o menos, esperamos a que salieran unos, para entrar.

—¿Ya no encontró alguna tienda abierta?

—No, no buscamos mucho, pero ya está todo cerrado.