Carlos Gasca Castillo

Estamos aún dentro del tiempo de la Navidad y celebramos litúrgicamente la Solemnidad de la Epifanía del Señor, es decir, la manifestación de Jesús al mundo entero, representado en los Magos de Oriente.

Del Evangelio de hoy podemos captar inmediatamente como, de frente a Jesús, pueden existir diferentes actitudes; por un lado estaban las autoridades políticas y religiosas del pueblo de Israel, las cuales eran conscientes de ser el pueblo de la elección y sin embargo no han sido capaces de creer en Cristo y de acogerlo. En cambio, los Magos, que no tenían ni la Escritura, ni los profetas, han perseverado con fe en la búsqueda del Rey de Israel, que se les había anunciado por medio de una estrella.

Todos nosotros hemos sido bautizados, por lo tanto tenemos fe, al menos eso podemos suponer pero, ¿cómo podemos estar seguros que nuestra fe es verdadera? Pensamos que tenemos fe porque somos “buenas personas”, tenemos un trabajo, una familia, vamos constantemente a misa, rezamos con frecuencia, etcétera. Pero no basta.

Quien tiene fe no se cansa jamás de buscar a Dios, aunque si a veces esto es cansado; muchas otras no se ve la estrella y cualquier intento nos parece inútil. Pero, ¿qué han hecho los Magos? Han escrutado, han preguntado y han buscado.

La fe es como la estrella que, en la vida, nos conduce a Jesús y a través de Él al Padre. Es verdad, a veces, en medio de las dificultades, de la enfermedad, de la falta de trabajo; en medio de las desgracias que suceden todos los días en el mundo la fe parece desaparecer y muchas más nos conformamos con lamentarnos de nuestra situación.

Pero como los Magos, podemos en cambio perseverar en la búsqueda de la respuesta mediante la Palabra de Dios, a través de la oración; todo esto nos ilumina, nos consuela, nos anima. Escrutar, preguntar, buscar, eso es tener fe.

La fiesta de la Epifanía nos invita a ponernos en camino, porque Dios se ha puesto en camino para venir a nuestro encuentro. Si a veces el camino de la fe nos parece difícil, dejemos que Dios camine junto a nosotros, es Él quien poco a poco nos ilumina y nos revela los grandes misterios de la fe; es Él quien hace que lo que para nosotros es imposible, sea posible.