La banda evidentemente piensa que su canción es relevante en este día en el que Donald Trump tomó la presidencia de Estados Unidos. De hecho el track parece ser una protesta un tanto irónica a la corrupción política y social que impera.

El tema principal es la idolatría del dinero –Trump podría ser una encarnación de Mammón– y su influencia en la política y en el mundo, una falsa idolatría que corrompe el espíritu humano. La letra hace un juego de palabras con una famosa frase bíblica y dice que “el amor [al dinero] es la raíz de todo el mal”. Ironía que raya en el cinismo. Con la voz de Benjamin Clementine se hace una inquietante interrogación: “How will we know / When the morning comes / We are still humans / How will we know?”. ¿En este trance, habiendo apostado por la riqueza material y no la compasión humana, cómo sabremos si somos todavía humanos? Esta es casi una pregunta que podría aparecer en una novela de Philip K. Dick.

Y para acabar, nos dicen: “Don’t worry my friend / If this be the end, then so shall it be,”. Si esté es el final está bien. Vámonos bailando y cantando y manteniendo el “cool”.