A Coca-Cola Company, la mayor refresquera del mundo, parece no preocuparle la incertidumbre que algunos analistas temen sobre las operaciones de la compañía en México desde que Donald Trump fuera electo presidente el 8 de noviembre.

El jueves de la semana pasada, durante su conferencia telefónica para presentar sus resultados del cuarto trimestre de 2016, uno de los analistas les preguntó a los directivos cómo veían el comportamiento del consumidor mexicano desde ese día. Muhtar Kent, CEO de la compañía, aseguró que Coca-Cola ha tenido un buen desempeño en México y dijo tener un buen negocio en el país.

“Creo que nuestro sistema ahí (México) ha sido innovador. Es verdad que es uno de los mercados en donde hemos sido más innovadores y más creativos a lo largo de todo el portafolio, donde competimos en casi todas las categorías, y ellos han hecho un trabajo realmente robusto para construir un buen negocio”, agregó Kent en la conferencia telefónica.

Sin embargo, los resultados globales de Coca-Cola no fueron tan favorables durante este periodo, pues sus ingresos netos (41,900 millones de dólares) fueron 5% menores a los del año pasado, afectados principalmente por el tipo de cambio.

La compañía reportó una caída en su volumen de ventas a nivel global de 1% por los altos niveles de inflación en algunos países latinoamericanos.

James Quincy, presidente y COO de la compañía, admitió que hubo "un conjunto de condiciones macroeconómicas más difíciles de lo que esperabamos".

Quincy, quien será el próximo CEO global a partir del 1 de mayo, dijo que la estrategia de refranquiciar su negocio en diversos territorios —como en el sur de Estados Unidos con la mexicana Arca Contintenal—, ayudará a crecer su base de ingresos orgánicos.

Nuevos hábitos

La empresa también se enfrenta en México a un cambio en el consumo de refrescos debido al impuesto especial (IEPS) que el gobierno impuso en 2014, de acuerdo con un análisis publicado recientemente por la firma de análisis KPMG.

Según el documento, ahora los mexicanos prefieren consumir presentaciones de refrescos de más de 1,000 mililitros o que sean retornables, además de tender cada vez más hacia las aguas saborizadas y los energizantes.

Sumado al IEPS y al entorno económico que vive el país, Coca-Cola enfrenta retos debido a los movimientos en las redes sociales que han surgido en las últimas semanas, y que llaman a la sociedad a no comprar productos de origen estadounidense, debido a las medidas proteccionistas que el presidente de Estados Unidos quiere aprobar.