Considerado uno de los principales creadores del movimiento surrealista, junto a Paul Eluard, Max Ernst, Robert Desnos, René Crevel y Louis Aragon, además de ser pionero de movimientos antirracionalistas y “maestro del pensamiento”, el escritor, crítico y poeta francés André Breton nació el 18 de febrero de 1896.
Varguandista, surrealista y apasionado del arte, André Breton creció en el pequeño pueblo de Tinchebray, Normandía, Francia, hijo de una familia trabajadora de clase media. Aunque nunca habló de su infancia ni de sus estudios, se sabe que a muy temprana edad se interesó por la medicina y la psiquiatría.
Según datos biográficos disponibles, a los 19 años se enfocó en la neurocirugía, basado en los postulados teóricos de Sigmund Freud, y ya en su vida profesional, trabajó en hospitales de París, donde fue un pionero del movimiento psiquiátrico.
Aún muy joven entró en contacto con el mundo del arte, a través del grupo Dadá, en 1916, junto a Louis Aragon y Philippe Soupault, uno de los fundadores de la revista francesa Littérature, en 1919.
Fue en 1920 cuando Bretón comenzó su carrera de escritor, al colaborar con Soulpault en la escritura de Los campos magnéticos, texto que hace referencia a la escritura automática, aquella que no obedece a la razón ni a la moral, su primer texto surrealista con una iniciación dadaísta, convirtiéndose en pionero de los movimientos antirracionalistas.
En esa época se casó con Simones Kahn; 13 años después, ya separado, contrajo matrimonio con Jacqueline Lamba, con la que tuvo una hija Aube, quien fue musa de su poema El amor loco; 10 años más tarde, en 1944, se divorció, para casarse con Elisa Claro.
En 1924, André publicó su Manifiesto del surrealismo, lo cual creó un movimiento en el pensamiento surrealista, que con su liderazgo aglutinó a gente como Antonin Artaud y Paul Eluard.
Tiempo después, el crítico poeta impulsó La revolución surrealista, publicación que estuvo vigente durante cinco años, lapso en el que arremetió contra el sistema y contra toda la cultura oficial de aquel entonces.
En 1927 ingresó al Partido Comunista, del cual seis años después fue expulsado. Mientras tanto, publicó dos de sus textos más importantes en 1928: El surrealismo al servicio de la revolución y El surrealismo y la pintura.
Ese mismo año, el poeta escribió Nadia, retrato de una mujer en distintos fragmentos e impresiones que combinan lo mágico con lo cotidiano, convirtiéndose en una obra maestra, a la que le siguió el Segundo manifiesto del surrealismo, sin aportar realmente nada nuevo.
En los años siguientes, el crítico y revolucionario presidió exposiciones surrealistas que se inauguraron en distintas ciudades. En 1938 viajó a México y conoció al revolucionario soviético León Trotsky y al pintor mexicano Diego Rivera, y fue después de este viaje, en 1940, que apareció en las librerías su Antología del humor negro, prohibida por la censura.


En 1941 se embarcó en "el Capitaine-Paul-Lemerle" hacia Martinica (departamento de Ultramar francés), donde es internado en un campo. Después de salir libre bajo fianza viajó a Nueva York y permaneció en el exilio durante cinco años, junto a artistas como Marcel Duchamp y Max Ernst.
Ese mismo año, Europa estaba inmersa en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945); en este período de su vida Bretón fundó en Nueva York la revista VVV. Al regresar a Francia, el escritor se interesó por el ocultismo y en 1945 escribió Arcano 17.
Tres años más tarde, sus versos son recopilados y publicados en una edición titulada Poemas. Bretón publicó con regularidad artículos y ensayos diversos hasta su muerte, ocurrida el 28 de septiembre de 1966, cuando los problemas asmáticos que padecía acabaron con la vida del llamado "Patriarca de los surrealistas".
Sus restos fueron sepultados en el cementerio de Batignolles, en donde reposa con una estrella de piedra, sobre una losa sepulcral, el epitafio, escrito en francés reza así: "Je Cherche l'or du temps", (Yo busco el oro del tiempo).