En plena globalización, donde es constante la desigualdad de ingresos y el debilitamiento de la seguridad social, es crucial entender cómo las oportunidades en todos los ámbitos para ésta y la próxima generación están en constante cambio y qué políticas son más eficaces para equilibrar las oportunidades sociales.

Lo anterior fue señalado por el director del Centro de Pobreza y Desigualdad de la Universidad de Stanford, David B. Grusky, en su exposición Inequality in the American Dream, durante la Cátedra “Manuel Espinosa Yglesias”, realizada en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Al respecto, ponderó que todos los países pueden encontrar un método de crecimiento armónico entre todos los extractos sociales, siempre y cuando, direccionen programas de políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

David B. Grusky destacó que por sentido común éstas deben mejorar los salarios entre generaciones para consolidar la estabilidad social, así, las administraciones garantizarán que no falten oportunidades de crecimiento en cada uno de los rubros en el crecimiento de las comunidades.

Desde la UPAEP el catedrático subrayó la ineficiencia de los gobiernos que solo priorizan sus obras en lugar de los programas sociales, señalando que una de las características definitorias del llamado “sueño americano” es el ideal de que los niños tengan un nivel de vida más alto que sus padres.

Precisamente, este rubro examina las tasas de movilidad absoluta de ingresos –fracción de menores que ganan más que sus padres– para evaluar si los Estados Unidos están cumpliendo con el ideal.

En este sentido, dichos indicadores han reducido del 90 por ciento para los niños nacidos en 1940, al 50 por ciento para cuya generación abarca la década de los ochenta. La mayor parte de esta disminución se debe a la distribución equitativa del crecimiento económico en lugar de la desaceleración de las tasas de crecimiento agregado.

David B. Grusky concluyó que así la movilidad social absoluta ha disminuido drásticamente durante los últimos 50 años, principalmente, por el alza en la desigualdad.

Si uno quiere revivir el sueño americano en este contexto, dijo, debe interesarse en la distribución del ingreso.

Estos hallazgos demuestran, matizó, que las pautas de desarrollo más altas por sí solas son insuficientes para restaurar la movilidad social a los números experimentados hacia mediados del siglo XX.

Bajo la distribución actual del PIB se necesitarían tasas reales por encima de los 6 puntos porcentuales al año, porque una gran fracción de éste se dirige a una mínimo segmento de los hogares de altos ingresos.

Finalmente, el catedrático aclaró eso no significa que el crecimiento no importe, cambiar su distribución tiene efectos menores sobre la movilidad absoluta cuando hay poco desarrollo para ser distribuido. El punto clave, declaró, es que su aumento requerirá un alza económica amplia.