Fue en 1991, en un hecho sorprendente, el colombiano Pablo Escobar, reconocido como uno de los narcotraficantes más peligrosos del planeta, se entregó, por voluntad propia, a las autoridades de su país. 

Así es, un día como hoy pero de 1991, el más grande capo del narcotráfico entró a una prisión colombiana con el fin de no ser extraditado a los Estados Unidos de George H. W. Bush. 

Confinado en la capital colombiana, en la prisión la Catedral, el jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar, se fugó de dicha prisión casi exactamente un año después de haber entrado en ella. 

Escobar secuestró y usó de rehenes a cuatro funcionarios judiciales en un motín que a pesar de la intervención del ejercito causó la muerte de dos rehenes y la fuga del narcotraficante y nueve de sus hombres. 

406 días duró Escobar Gaviria dentro de una prisión que más que cárcel parecía un hotel pues el narcotraficante contaba con discoteca, sauna, habitaciones de lujo, un cuarto para jugar billar, muebles eran finos, cerámica de los pisos y baños importados desde Italia.

Pablo Escobar Gaviria murió el 2 de diciembre de 1993, poco más de un año después de su histórica fuga. Justo un día después de haber cumplido 44 años el colombiano muere, por un impacto de bala en el pecho, en un operativo a cargo de las fuerzas armadas de Colombia.