La comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado de Jared Kushner, yerno y asesor de Donald Trump, supone la primera vez que un integrante del círculo cercano del presidente se ve obligado a explicar sus conversaciones con ciudadanos rusos antes de la investidura presidencial. Kushner compareció a puerta cerrada en el Senado. En su declaración inicial, que hizo pública, admitió cuatro contactos en 2016 con personalidades cercanas a Moscú, pero los minimizó y negó cualquier irregularidad. 

“Mi experiencia era en negocios, no en política”, dijo Kushner en su declaración antes del turno de preguntas. El yerno del republicano, con un enorme poder en la trastienda de la campaña y la presidencia, enmarcó sus “limitados contactos” con ciudadanos rusos en las interacciones habituales con al menos 15 países interesados en conocer los objetivos de Trump.

“No coludí, ni conozco a nadie en la campaña que coludiera con cualquier gobierno extranjero. No tuve ningún contacto inapropiado. No he dependido de fondos rusos para financiar mis negocios en el sector privado”, proclamó ante los legisladores. Y atribuyó al error de un asistente y a las prisas el hecho de haber omitido todos sus contactos con representantes extranjeros en la solicitud de su credencial de seguridad cuando empezó a trabajar en el Gobierno, a finales de enero.

Tras comparecer en el Senado, Kushner leyó una breve declaración ante la prensa en la Casa Blanca en que reiteró su inocencia. “Todas mis acciones fueron apropiadas”, dijo. “Donald Trump tenía un mejor mensaje y llevó a cabo una campaña más inteligente. Esa es la razón por la que ganó. Sugerir otra cosa ridiculiza a aquellos que votaron por él”, reiteró.

Los servicios de inteligencia de EU acusan a Rusia de orquestar una campaña de ciberataques para ayudar a Trump a ganar las elecciones del pasado noviembre. El magnate inmobiliario —que como candidato elogió repetidamente al presidente ruso, Vladímir Putin— se resiste a reconocer la autoría rusa, niega cualquier irregularidad y alega sufrir la “mayor caza de brujas” de la historia.

El yerno de Trump reveló que el primer contacto, el único que no había destapado la prensa, tuvo lugar en abril de 2016, cuando habló “menos de un minuto” con cuatro embajadores, incluido el ruso Sergei Kislyak, antes de un discurso en política exterior de Trump en Washington. La segunda reunión está relacionada con la publicación de correos por parte de Trump Jr., donde participó en el encuentro, el 9 de junio en la Torre Trump de Nueva York, con una abogada rusa que les había ofrecido información comprometedora sobre la candidata demócrata Hillary Clinton.

Kushner también admitió haberse reunido el 1 de diciembre, tres semanas después de la victoria electoral, con el embajador Kislyak, señalando que le preguntó cuál era la mejor persona con la que mantener “conversaciones directas” y que tuviera contacto con Putin. “El hecho de que estuviera preguntado por maneras para empezar un diálogo después de las elecciones debería verse como una evidencia fuerte de que no conocía que existiera uno antes”, subrayó. No obstante, desmintió que en esa reunión, le ofreciera establecer un canal secreto y seguro de comunicación entre el equipo de Trump y el Gobierno de Putin.

La última reunión fue el 13 de diciembre con Sergey Gorkov, responsable del banco ruso Vnesheconombank, al que EU ha sancionado por las injerencias rusas en Ucrania. Kushner adujo que lo vio por insistencia del embajador, pero también minimizó el encuentro y señaló que no hablaron de “políticas específicas”.