Agentes abatieron este lunes por la tarde, en una zona de viñedos de Subirats (a 50 kilómetros de Barcelona), a Younes Abouyaaqoub, de 22 años. Se había convertido en el hombre más buscado desde el jueves, cuando presuntamente irrumpió en La Rambla con una furgoneta blanca y arrolló a decenas de personas. Dejó 13 muertos y 88 heridos. En la huida, que ha prolongado cuatro días, apuñaló mortalmente a un hombre para robarle el coche. La llamada a la ayuda ciudadana hecha este lunes funcionó y la policía catalana dio con Abouyaaqoub. Llevaba puesto un cinturón de explosivos que resultó ser falso. “¡Allahu akbar!”, gritó antes de ser alcanzado por los disparos.

Autoridades confirmaron este lunes a mediodía que Younes Abouyaaqooub era el conductor y único ocupante de la furgoneta que arrolló a los viandantes en La Rambla de Barcelona el pasado jueves. La policía difundió las fotografías del sospechoso a cuerpos policiales de media Europa y también, a través de los medios de comunicación, a los ciudadanos, a quienes pidió colaboración. “Toda información de la que puedan disponer, no solo de dónde está ahora sino también de su pasado, debe comunicarse”, solicitó Josep Lluís Trapero, máximo responsable policial del cuerpo autonómico catalán. Trapero recordó que, a diferencia de como aparecía en las fotos, Abouyaaqoub —moreno, pelo corto, 1,80 de estatura— “podría tener barba de días”.

Al ser identificado, los agentes intentaron dar el alto al fugitivo. El joven se abrió entonces la camisa y mostró un cinturón con supuestos artefactos explosivos adherido a la camiseta, tal y como habían hecho también sus compañeros de la célula terrorista en Cambrils (Tarragona) poco antes de ser abatidos en la madrugada del pasado viernes. El chico empezó a acercarse a la patrulla policial con el grito “¡Allahu akbar!” (“¡Alá es grande!”). A una distancia de entre 10 y 15 metros, efectuaron diversos disparos —una docena, según testigos- y lo mataron.

El Penedès y sus viñedos fueron el punto y final a una huida que comenzó el jueves a las 16.53. Abouyaaqoub abandonó entonces la furgoneta blanca con la que había recorrido 500 metros desde la cabecera de La Rambla de Barcelona hasta el teatro del Liceu. El vehículo quedó aparcado sobre el mosaico de Joan Miró y el joven emprendió entonces su huida a pie. Algunos testigos aseguran que hubo un forcejeo con viandantes que intentaron detenerle, pero que el caos y la necesidad de atender a las víctimas del atropello pesaron más. 

El joven se encaminó hasta la Zona Universitària, donde se encontró con el ciudadano Pau Pérez cuando estaba estacionando su vehículo y a quien apuñaló para apoderarse de su automóvil. Con el cuerpo de Pérez aún en el auto, Abouyaaqoub intentó abandonar Barcelona.