Uno de los productos mexicanos que deben ser considerados prioritarios en la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, es la leche; “preferimos que se elimine de la relación comercial, a que nos conduzca a la ruina total”, señaló categórico Álvaro González Muñoz, presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.
 
La relación de intercambio comercial particularmente con Estados Unidos, ha sido desventajosa para los productores mexicanos del alimento.

Causó la ruina de más de 600 mil pequeñas unidades productivas en sólo 23 años y, si la relación comercial seguirá como está, nos llevará a la desaparición del mapa de productores de este alimento en poco tiempo”, añadió.

Si el TLCAN benefició a algunos sectores económicos de México, seguramente no está incluido el sector productivo de pequeños y medianos ganaderos lecheros, sostuvo Álvaro González.

En primer lugar, las importaciones de leche en polvo, degradada en su esencia alimenticia por haberle extraído la crema, provocaron la reducción de más de un millón de empleos directos, considerados productores, trabajadores directos en establos y en sistemas de manejo de los animales, así como de empresas de alimentos balanceados, de distribución y comercialización.
 
En otro orden, apuntó González Muñoz, más de 5 millones de hectáreas que estaban cubiertas por pastizales y forrajes verdes, se encuentran abandonadas, además de instalaciones de manejo del ganado y de plantas ordeñadoras, están en las mismas condiciones. Se estima que todo ello representa un valor superior a 65 mil millones de pesos.
 
Estimó el dirigente que, una mala política del gobierno federal en materia de producción e industrialización, está acabando con la actividad lechera.

Prefiere importar leche en polvo por barata, aunque en detrimento de la calidad y sanidad, que promover la producción de las pequeñas unidades, que son las que han demostrado capacidad para aumentar calidad y productividad”, indicó.

Como producto de la mala planeación, añadió, se diluyeron los servicios institucionales. Primero, se terminó con el “precio de garantía”, después, se cancelaron dependencias como el Instituto Nacional de la Leche y, finalmente, la relación para la venta de nuestro producto, se pasó a Desarrollo Social, y el aspecto productivo permanece en la Secretaría de Agricultura.
 
Aparte de todo, es la dependencia que mantiene su responsabilidad de impulsar al sector productivo y lo logra muy bien, pero, a la hora de la comercialización, nomás no hay respuesta.
 
Es de señalar que, para completar el cuadro de daño al sector lechero, nuestro gobierno hizo una condonación por más de mil 200 millones de dólares por efecto de las importaciones de leche en polvo, en respeto al clausulado del TLCAN.

Queremos destacar, dijo Álvaro González, que en 1994 las importaciones de leche representaban el 17 por ciento respecto de la demanda nacional del producto, en tanto que hoy supera el 60 por ciento. México importa de Estados Unidos 568 mil toneladas anuales.

En 1993 se realizaban importaciones del alimento por valor de 215 millones de dólares, mientras que, en 2016, llegaron a un aproximado de mil 300 millones de dólares. El incremento es de aproximadamente de 600 por ciento.