Miles de personas disfrutan año con año de la mágica y colorida llegada de la mariposa monarca a México, después de viajar unos 5 mil kilómetros desde el sur de Canadá y el norte de Estados Unidos y así poder llegar en noviembre a sus magníficos santuarios.

Desde mediados de noviembre hasta febrero de cada año, las monarcas permanecen en áreas de bosque en donde pasan la hibernación; estos sitios les proporcionan protección de eventos climáticos extremos y la tranquilidad que requieren para ahorrar las grasas que les servirán de combustible en el viaje de regreso.

Los insectos arriban a los bosques de abeto u oyamel, protegidos del viento, en laderas o cañadas húmedas ubicadas entre 2 mil 400 y 3 mil 600 metros de altitud.

Durante su estancia en México, los pequeños voladores se cortejan, se reproducen y nace la generación que volará de regreso hacia Estados Unidos y Canadá.

Las mariposas son de gran importancia en el ciclo de la vida como agente polinizador y factor de equilibrio ecológico en los bosques que habitan.

Se distinguen de sus congéneres por su longevidad, mientras otras mariposas tienen un ciclo vital de 24 días, las monarca pueden vivir hasta 9 meses.

Sus alas presentan un patrón de color naranja y negro fácil de reconocer, con una envergadura de 8 a 12 centímetros, aunque hay diferencias básicas entre machos y hembras, entre ellas, el tamaño  y el color de sus alas.

Veda por tiempo indefinido

El descubrimiento del fenómeno migratorio de la mariposa monarca fue posible a partir de los estudios del doctor Freud Urquhart, zoólogo canadiense de la Universidad de Toronto, quien, en 1937 inició investigaciones sobre la migración de la mariposa.

En ese mismo año, se etiquetaron miles de insectos y se recibieron infinidad de reportes y datos de una gran cantidad de Estados Unidos y México, que permitieron establecer con precisión hacia dónde se dirigían las monarcas que en el otoño abandonan sus hábitats al norte de los grandes lagos.

Con el objetivo de conservar este fenómeno migratorio, en 1980 se decretó como Zona de Reserva y Refugio de Fauna Silvestre los lugares en donde la mariposa monarca hiberna y se reproduce, se estableció veda por tiempo indefinido para su caza y captura en todo México.

En 1986 se asentó, por primera vez, un área protegida de 16.110 hectáreas denominada Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca.

En el 2000 se extendió la superficie total de la reserva a 56 mil 259 hectáreas y en 2008 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca se localiza al oriente del estado de Michoacán, abarca los municipios de Temascalcingo, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende en el estado de México, y Contepec, Senguío, Angangeo, Ocampo, Zitácuaro y Aporo en Michoacán.

En la actualidad, los santuarios de la mariposa abarcan el 70 por ciento del territorio de Michoacán y el 30 por ciento de Estado de México.

Luchan por preservar el fenómeno migratorio

La mariposa monarca es reconocida internacionalmente por su fenomenal migración, ya que realiza uno de los viajes más largos y numerosos en el mundo de los insectos.

A diferencia de las migraciones de aves, tortugas y ballenas, las mariposas monarca nunca antes han estado en sus sitios de hibernación.

La base de la migración de este insecto es la existencia de plantas de algodoncillo, donde éstas depositan sus huevecillos y de la que se alimentan sus orugas.

Las plantas de algodoncillo se encuentran en los soleados campos de Estados Unidos y Canadá; sin embargo, en los últimos años estos campos se han convertido en zonas residenciales o comerciales y han sido utilizados para producción agrícola.

Según el reporte "en guardia por ellos" del organismo The Nature Serve Canada, 517 especies y subespecies de la mariposa monarca están en peligro de desaparecer del planeta.

En 2014, la Fundación David Suzuki advirtió que la migración de las mariposas monarca a Canadá se ve afectada cada año por el uso de pesticidas e insuficiencia de plantas algodoncillo.

El uso de pesticidas, la expansión urbana y el desarrollo de los campos ha ocasionado una disminución de las plantas asclepia o algodoncillo.

Ante ese panorama, las autoridades ambientales de México y organizaciones civiles han puesto en marcha un plan de acción para la conservación de las mariposas monarca, que incluye preservar las zonas donde se alimentarán en la próxima temporada de hibernación.

Sin embargo, debido a las políticas ambientales que se realizan en Estados Unidos, por el cambio de uso de suelo, el fenómeno migratorio de la mariposa monarca se ha visto afectado y por consecuencia, se observa una disminución notable de su llegada a los bosques mexicanos.

En tanto, los lugareños realizan constantes operativos de vigilancia ambiental, difunden el buen manejo forestal, impulsan la conservación de suelos, actividades de reforestación y turismo sustentable, así como planes de prevención, control y combate de incendios forestales.