Los videos del juicio a las personas que participaron en el linchamiento de dos encuestadores en Ajalpan, no podrán ser difundidos. Por lo tanto, el poder judicial de Puebla tendrá que justificar el candado colocado a dicho material.  

Así lo ordenó el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Puebla (ITAIP) tras un recurso de revisión interpuesto por Intolerancia Diario, determinando que el poder judicial no dio los argumentos legales para poner en reserva los videos. Sin embargo, el ITAIP no ordenó entregarlos, solo justificar la determinación de acuerdo a la Ley de Transparencia de Puebla.

El 19 de octubre de 2014, fueron linchados dos jóvenes que llegaron al poblado de Ajalpan a realizar encuestas para una empresa tortillera. Tras los hechos, fueron detenidas diez personas, quienes fueron procesadas a través del nuevo sistema de justicia penal.

Luego de dos años encerrados, los implicados en el crimen salieron en libertad mediante acuerdos de pago a los deudos de los jóvenes. Ninguno fue sentenciado a prisión.


Al terminar el juicio, se solicitaron los videos del proceso al Tribunal Superior de Justicia, pero fueron negados al señalar que se violaría la ley de datos personales, al encontrarse en las grabaciones nombres y más información personal.

Sin embargo, el tribunal no sustentó la determinación mediante la ley estatal, sino por medio de la federal, por lo que los comisionados del ITAIP solo se limitaron a pedir argumentos legales, sin ordenar abrir los vídeos al público.

El candado sigue cerrado

El comisionado Germán Loeschmann Moreno, aunque revocó parcialmente la respuesta o negativa de entrega de los videos, no ordenó su entrega.

Intolerancia Diario solicitó mediante la Ley de Transparencia los vídeos de las audiencias realizadas contra los detenidos por el linchamiento, proceso que ya tuvo sentencia, por lo que deben ser públicos.

Pero el sujeto obligado, en este caso el TSJ, refirió que en términos de los artículos 16, del Código Federal de Procedimiento Penales y 218, del Código Nacional de Procedimientos Penales, únicamente se deberá proporcionar la versión pública de la resolución.

Argumenta en ningún caso hacer referencia a información confidencial relativa a los datos personales del inculpado, víctima u ofendido, así como de testigos, servidores públicos o cualquier persona relacionada o mencionada dentro del procedimiento.

El 30 de noviembre de 2017 se interpuso el recurso de revisión ante la inconformidad con la respuesta. 

Tras un análisis a las constancias del recurso por parte del comisionado ponente, señaló que es evidente que el TSJ basó su respuesta únicamente en Leyes Penales Federales.

Señala que no hubo una debida argumentación fundada y motivada, a través de la cual demostrara que efectivamente la información que le fue solicitada se adecúa dentro de alguna de las hipótesis que describe la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Puebla.

“Ni mucho menos llevó a cabo el proceso para la clasificación de la información, que establece la Ley General de la materia y la local, además de los Lineamientos Generales en materia de Clasificación y Desclasificación de la Información, así como para la elaboración de versiones públicas”, detalla la ponencia.

De este modo ITAIP ordenó que el TSJ lleve a cabo la debida clasificación en términos de la propia legislación, así como, en los demás ordenamientos legales aplicables.

La tragedia

Parte de la población de Ajalpan salió la noche del lunes 19 de octubre de 2014 con un solo fin: matar a los “encuestadores o secuestradores”. David y Abraham Copado Molina, tuvieron una espantosa muerte al ser linchados al acudir al poblado ubicado a solo media hora de Tehuacán, la segunda ciudad más importante de Puebla.

De 25 y 30 años de edad -uno de ellos padre de gemelos de dos años- aplicaban encuestas para la empresa Marketing Estratégico, siendo su labor realizar una serie de preguntas a comercios, en este caso tortillerías.

Armados solo con una pluma, hojas de encuesta y una tabla de apoyo, salieron del hotel donde se hospedaban en el centro de Tehuacán rumbo a su destino. Fotografías tomadas minutos antes de que iniciara la pesadilla muestran a un joven escribiendo sobre la tabla, muy concentrado en su trabajo.

Pero todo cambió cuando una vecina aseguró que los hermanos molestaban a su pequeña hija, lo que provocó el primer descontento entre población. Inmediatamente, fueron llamados policías municipales para detenerlos. 

Los uniformados, sin pensarlo, se los llevaron porque además “estaban preguntando mucho”, reconocería un día después el alcalde. A alguien se le ocurrió decir que eran “encuestadores”, pero en un juego de palabras, esta sufrió una metamorfosis a “secuestradores”; aunque nadie sabe el momento preciso de la transformación.

Ya en la comandancia, los jóvenes fueron arrebatados de las autoridades por la muchedumbre. Los policías intentaron rescatarlos inútilmente, “¡eran muchos!”, dijo un uniformado.

En un vídeo que circula por las redes sociales, una de las víctimas asegura a sus captores que jamás ha robado e insiste en que es encuestador, que trabaja para una empresa y que provienen del Distrito Federal.

Bañado en sangre, apenas y puede pronunciar palabra, ante la insistencia de los victimarios que a gritos le preguntaban: “¿dónde están los niños?, ¡hijo de tu puta madre!”; unos menores que solo estaban en la imaginación de la masa.

Una vez moribundos, con rostros irreconocibles, fueron arrastrados hasta el centro del pequeño zócalo. Ahí se juntaron leños para prender la fogata, todo en medio de aplausos, risas y media docena de teléfonos celulares videograbando como si fuera la fiesta de pueblo.

Así, otros jóvenes -tal vez de la misma edad que las víctimas- con el rostro cubierto acercaron los maderos bañados en combustible para prenderlos al tercer intento con un encendedor casi inservible.

Una vez que el fuego empezó a crecer, uno de los cuerpos se retorció levemente, como consta en otro vídeo subido a internet que dio la vuelta al mundo. Así fue el último día de la vida de David y Abraham. 

Días después mediante un fuerte operativo policiaco, fueron detenidos los ahora imputados, de quienes ya fue sentenciado el primero, aunque no por la muerte de los jóvenes.

Procesados

Alejandro Temaxtle Bravo

Krishna

Wibaldo

Luis Raul

Orlando

Gabriel

Juan

Bladimir

Alejandro

Juan Carlos

Julio Cesar

Pedro Reyna