A falta de una luz verde que teóricamente llegará en agosto, el mundo del tenis diseña un nuevo escenario que romperá radicalmente con el formato actual de la Copa Davis, la competición internacional por equipos que se celebra desde hace más de un siglo y que a partir de 2019 sufrirá una transformación total. Así lo anticipó este lunes la Federación Internacional de Tenis (ITF), que confirmó un acuerdo por 25 años y 2.450 millones de euros con la compañía Kosmos para reestructurar el torneo con el objetivo de convertirlo en un evento más atractivo, al estilo de un Mundial de fútbol. 

La idea de la ITF y todas las partes que han intervenido en la formalización del acuerdo es muy clara. Básicamente, pretenden simplificar la competición y acotarla a una sola semana, durante el mes de noviembre; además quieren concentrarla en una única sede, con 18 equipos en liza en lugar de los 16 de la actualidad, y otorgar unos premios sustanciosos para que las figuras se reenganchen y el torneo, disputado desde 1900, recupere su prestigio, ya que en los últimos años ha perdido mucho caché y hasta cierto punto se ha convertido en un estorbo en mitad del saturado calendario de la ATP.

Se trata de un anuncio histórico, puesto que de confirmarse –quedan por rematarse algunas negociaciones y la rúbrica definitiva– se pondría punto final a un formato que progresivamente se ha ido quedando obsoleto y daría paso a otro absolutamente novedoso en el tenis. Un nuevo escenario en el que sobresale con mayúsculas un nombre: Gerard Piqué. Pero, ¿por qué Piqué, el futbolista Piqué? El central del Barcelona y la selección española (31 años) no solo preside Kosmos, motriz de la revolución, sino que además fue su fundador.

Resulta que desde hace tiempo, a Piqué le tientan los negocios y en el tenis encuentra un filón por explotar. Se ha dejado ver en las gradas de algunos eventos como la Copa de Maestros de Londres y el año pasado se le vio un par de días en el palco de personalidades del Mutua Madrid Open, antes de que trascendiese la noticia: el jugador del Barça quería organizar un Mundial de la raqueta, aunque las condiciones que planteaban la ITF y la ATP, entendía, no eran las adecuadas. Hasta ahora. Entonces había mucha distancia, pero ahora todas las partes lo ven con buenos ojos.

Hiroshi Mikitani, la clave en la sombra

También lo aprueba Hiroshi Mikitani, presidente y director general de Rakuten, la compañía japonesa de comercio electrónico que tiene más de 50 millones de usuarios registrados y desde el año pasado patrocina al FC Barcelona a raíz de la buena relación entre el magnate (52 años) y Piqué. Su respaldo financiero y su figura son capitales para que cristalice el Mundial de tenis. Mikitani, designado CEO del año por la revista Forbes en 2016, intentó hace no mucho invertir en la Fórmula 1 (su objetivo era McLaren) y finalmente penetró en el fútbol por medio del zaguero azulgrana.

“Este es un punto de inflexión para nuestro deporte”, celebró a través de un comunicado el presidente de la ITF, David Haggerty. “Nuestro Consejo ha apoyado un plan firme y ambicioso para el futuro de la Copa Davis, uno de los eventos más valorados e importantes de nuestro deporte”, prolongó el dirigente. “Juntos podemos elevar esta competición a nuevos niveles al crear una Copa Mundial que contará con las mejores naciones y los mejores jugadores”, agregó el emprendedor Piqué.

La propuesta, por 25 años y con 2.450 millones de euros de por medio, debe ratificarse en agosto

El futbolista detectó hace tiempo un vacío en el formato actual de la Davis y en su mente se fue edificando un Mundial que supondría el broche a cada temporada. En el campeonato competirían 18 equipos –los 16 del Grupo Mundial más otros dos, en calidad de invitados–, divididos en grupos (round robin, como en el Masters), y tras la criba eliminatorias a partir de cuartos de final. Cada cruce consistiría en dos encuentros individuales y uno de dobles, al mejor de tres sets. Poco que ver, pues, con la dinámica actual, en la que 16 selecciones se miden directamente en eliminatorias, repartidas de febrero a noviembre. Un modelo que ha generado desafección entre los profesionales y los aficionados, deseosos todos ellos de mayores alicientes (económicos y competitivos, en el caso de los primeros) y una vuelta de tuerca que puede producirse el próximo verano.

A falta de que se perfilen algunos aspectos de la propuesta, no se firmará el acuerdo definitivo hasta agosto, cuando tendrá lugar la Reunión General Anual de la ITF en Orlando (Florida). Allí se llevará a cabo una votación que requerirá una mayoría de dos tercios para la aprobación final. De hacerse realidad, el inquieto Piqué consumaría un golpe de efecto en toda regla, pero esta vez sin un balón de fútbol de por medio.