Aunque regresara el tiempo y en su bola de cristal me dijeran que iría a la cárcel por las críticas (al gobierno de Rafael Moreno Valle), lo volvería a hacer, sentenció, Francisco Castillo Montemayor, exsecretario del medio ambiente en el sexenio de Mario Marín y preso político de Rafael Moreno Valle.

Entrevistado en Destrozando La Noticia, Castillo Montemayor aseveró que pese a las acusaciones por peculado y su encarcelamiento, no buscará venganza en contra del exgobernador, no obstante fue claro al exigir que la justicia se aplique. 

A pregunta expresa, reconoció que la Fiscalía General del Estado (FGE), que encabeza el fiscal, Víctor Carrancá, sí se convirtió en una oficina especializada en “fabricar” delitos, ya que en el caso de él, a pesar de que no era el responsable de las licitaciones ni de firmar los contratos, se le acusó de peculado por 35 millones de pesos. 

“Malos gobiernos, importándole muy poco la justicia, la familia, no tienen escrúpulos. Sé que ahorita así como inventaron ese delito me pueden inventar otra (causa) pero estoy dispuesto a  seguir criticando, si pensaron que me iba a doblar, se equivocaron”, apuntó. 

Al contar que pasó 4  meses dentro del Cereso de San Miguel, uno y medio más en el hospital y otros 4 en arraigo domiciliario, insistió en que jamás se doblegó, principalmente por dos razones. La primera porque sabía que las críticas en materia ambiental al exgobernador Rafael Moreno Valle le estaban generando enemistades, al grado que algunos ex colaboradores le advirtieron que la orden era clara, había que silenciarlo. 

La segunda motivación para hacer y mantener los señalamientos, aseguró, responde a la necesidad de denunciar el deterioro y hasta la destrucción del patrimonio que en materia ambiental realizó, junto con su equipo de colaboradores, “con el dinero público” y que insistió se trató de un “patrimonio del Estado”. 

En este punto, lamentó que proyectos como la llamada Casa de la Tierra, la Red Estatal de Monitoreo Ambiental o las plantas tratadoras de aguas, se hayan abandonado durante la administración de Rafael Moreno Valle. 

“(En el sexenio morenovallista) había un mal manejo de la política ambiental, ves que se empiezan a deteriorar y se pierden los esfuerzos que se había trabajado con un equipo. El aviario, el monitoreo de la calidad del aire en la Ciudad de Puebla… era patrimonio de un Estado no de un gobierno… Cuando tú vez eso tienes la obligación de denunciarlo. No es por ganas de golpear ni joder a nadie, yo lo hice a sabiendas de las consecuencias que habría. Me decían que me amparara, y yo respondía, pero ¿Por qué si no hice nada?"

El delito fabricado

“Me acusaron de peculado, por una supuesta licitación aunque es la Secretaría la Finanzas quien las realiza y adjudica. Lo hicieron a sabiendas que no era yo quien las aprobaba”, contó al referir que la acusación rondó los 35 millones de pesos. 

Agregó que el expediente estaba plagado de errores, aun así el juez dictó un auto de formal prisión y luego cuando el colegiado resolvió que debían dictar nuevamente la sentencia, a su favor, la Fiscalía se inconformó. 

Entre las acusaciones que señala como incongruentes se encuentran las referentes a la falta de materiales, activos o incluso llantas de un camión, señalamientos que salieron 8 años después de que entregó la dependencia en la cual laboraba. 

Entrelazando sus vivencias en el penal de San Miguel, donde fue recluido unas horas después de que lo detuvieron en la puerta de su oficina, Francisco Castillo subraya el verbo “dicen” y agrega que su detención “fue para mandar la señal”.   

Un penal más humano

Ante el relato, por instantes crudo, de su paso por las celdas de la cárcel capitalina, el exfuncionario estatal aclara que de estar en sus manos, él haría un penal más humano, con más actividades para los reclusos y con un verdadero proyecto de reinserción. 

Contó que en su primera noche, lo dejaron en una de las celdas junto a 5 internos más. Que el líder de ese cuarto lo dejó dormir en medio de dos reclusos en una de las llamadas camas, placas de cemento que se ubican a menos de medio metro del techo. 

Pero a la mitad de la madrugada, los custodios fueron por él y lo trasladaron a una celda de castigo de unos 3 metros por 3 metros, ahí pasó dos noches durmiendo de pie y otras tantas sentado en un bote. 

“Jamás me dio miedo. Sabía a lo que me estaba enfrentando y me hice a la idea que no me iban a humillar. Cuando entré al penal me dije, si ya estoy aquí, que venga lo que venga. Ahí conocí a los amigos. Me visitó un madral de gente… hasta una sirvienta que trabajó conmigo hace muchos años. Al verme lloraba y yo le preguntaba por qué si el que estoy aquí soy yo. Ahí se conoce a los amigos, hay que decirlo, Armenta me visitó varias veces, Humberto Aguilar Viveros, también. Mario Marín estuvo siempre llamándole a mi esposa, muy pendiente”, relató. 

Las frases

  • “Sin rencores, en absoluto, cuando estuve en el penal me creció enormemente la fe en Dios y el amor tremendo a la familia. La 28 de octubre arropó a mi familia cuando salieron a manifestarse, no conozco a Simitrio pero mis respetos”.   
  • “Estoy tan decepcionado de los partidos políticos y de los políticos, cada vez son más cínicos, más sin vergüenzas, les vale madre la gente, el bienestar de los ciudadanos, ven (en la política) un negocio, el poder, el dinero”
  • “Para pagar abogados mi esposa rifaba aretes, collares,  te das cuenta que importante es tener amigos, Muchos de los políticos que eran mis amigo, se abrieron, todos mariconearon, tuvieron miedo”
  • “Yo no haría lo que Eduardo Rivera, después de que te sobajaron, luego ahí vas, no ni madres. Ahí está el karma, ahí está Dios, yo lo único que pido es justicia no quiero venganza”.